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Historical Materials from Southern Patagonia
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Journey of a Chilean to Magallanes in 1914
Reports and speeches by Agustín Gómez García  [text in Spanish]
Chapter: 
IX

(De «El Mercurio» del 20 de Abril)

Una institución obrera modelo. — Su actitud ante el problema de la aduana. — Debe solucionarse cuanto antes.

En las anteriores entrevistas sobre los problemas que afectan al Territorio de Magallanes, don Agustín Gómez García se ha ocupado en diversos temas de alto interés.

«No me parece menos interesante, nos dijo ayer, que en este reportaje nos ocupemos en la organización obrera de Punta Arenas y de todo el territorio donde existe una asociación poderosa, modelo por su organización, y que influye en la vida social y política de la región.

«Es ésta una institución federal de obreros, cuyo fin y acción se encuadra dentro de regímenes de moral, honradez y mancomunidad de intereses patrióticos que la hacen, hasta este momento, respetable por su organización y su objetivo.

«Esta institución gremial se llama Federación Obrera de Magallanes, y cuenta con un diario propio, con escuelas diurnas y nocturnas, con médicos, defensores públicos, etc.

«Se rige por estatutos sanos y bien inspirados, que revelan una organización moderna, similar a las instituciones análogas de Alemania, de Suiza y Bélgica.

«Visitamos la Federación de improviso en la tarde del sábado, 28 de Febrero, siendo recibidos por miembros del directorio, en ausencia de su presidente efectivo, don Manuel J. Muñoz, que goza de estimación entre los asociados; lo mismo que el director del diario El Trabajo, un espíritu equilibrado y culto.

«Nuestra visita tenía por objeto imponernos de la marcha, principios y fines de la Federación, que se nos había pintado como una madriguera de anarquistas y de socialistas demoledores del orden social.

«Nuestra conversación versó sobre todos los problemas sociales que afectan a la vida del proletariado, dándonos cuenta cabal de las aspiraciones presentes y ulteriores de la Federación y debemos consignar, gratísimamente, que nos encontramos con una asociación discreta, de civismo y cultura superiores que comprende su acción social como inspiradora del bien publico y no demoledora del régimen de justicia establecido para felicidad de grandes y pequeños en los pueblos civilizados.

«Instituciones gremiales como la Federación Obrera de Magallanes son, en lo presente, una ayuda y un estímulo poderoso para el hogar obrero, para su educación y para las faenas diarias del taller y de la industria.

«La intelectualidad de los obreros asociados y la madurez, de su raciocinio ante los problemas sociales mas arduos y complicados, deja la impresión más consoladora del objeto y buen fin de la Federación.

«Se preocupa la Federación Obrera de Magallanes en eliminar el analfabetismo entre sus asociados, y lo ha conseguido; vive atenta de su moralidad general en el hogar y en el trabajo, y tiene la satisfacción de presentar un grupo completo de obreros antialcohólicos.

«Las fiestas de ocho días de carnaval, celebradas en forma espléndida, con los bailes populares, representaciones teatrales, cenas de noche, etc., etc., sin que ningún desmán ni disgusto, que a menudo perturbara el entretenimiento popular honesto y sencillo, aunque el disfraz de la máscara convidara a faltar al respeto o consideración social, revelan el grado de educación que distingue al pueblo de Magallanes.

«La Federación de Magallanes, en la forma que actualmente existe, con una dirección conciente y civilizadora, ejerce una acción social intensiva dentro de la ciudad, en las estancias de todo el Territorio y aun fuera de él.

«Su reglamentación es inteligente y avasalladora, no existiendo, puede decirse, ni un solo trabajo agrícola, industrial ó de otro género, que no tenga que someterse, incondicionalmente, bajo la vigilancia y regímenes de la Federación de Magallanes.

«Para la observancia del reglamento y órdenes impartidas a los asociados lejanos, hay inspectores de campo al servicio de la Federación, que vigilan el comportamiento de los federados y recaudan las cuotas de ellos.

«Los inspectores de campo, en los meses de Noviembre a Febrero pasados, entregaron a la caja de la Federación, sélo por cuotas de incorporación, más de treinta mil pesos.

«Actualmente el radio de acción de los federados de Magallanes se está extendiendo a los puertos y campos de la Patagonia argentina, de modo que, en un momento dado, todas las clases trabajadoras de ambas Patagonias estarán reglamentadas y dirigidas por una sola cabeza, la Federación Obrera de Magallanes.

«El castigo mayor que puede aplicársele a un obrero que falta al estatuto federal es el de borrarlo de los registros de la Federación por traidor, y esta pena tiene gran fuerza por las consecuencias que acarrea.

«Hasta este momento, todo pasa en paz y se vive en el mejor de los mundos; porque hay orden e interés de bien público, por lo cual uno se imagina encontrarse transportado a los grupos comunales de Alemania, Suiza y Bélgica; pero ¡ay! del momento en que la actual sana dirección deje de prestigiar, velar y conservar las reliquias que encierran los estatutos de un organismo tan delicado!

«Por eso, basta exponer el móvil de la Federación que tiene bajo sus órdenes a todos los obreros de Magallanes y de la Patagonia argentina, para comprender cuan eficaz puede ser su acción mancomunada ante cualquier problema de interés publico y cuan temible, a la vez, un traspié o una mala inteligencia en un caso dado.

«Y entre estos problemas, el de la supresión de la aduana y la subdivisión de las tierras, son su más legitimo anhelo.

«Me parece inoficioso dar razones, que saltan a la vista, para insistir en la solución racional, justiciera y oportuna de estos problemas de tan vital importancia para Magallanes y su clase trabajadora. Lo dicho antes, excusa mayores razones.

«Además, ¿qué podría decir de nuevo sobre el problema aduanero, que el talento y la reconocida agudeza de mi distinguido amigo, don Galvarino Gallardo Nieto, no haya dicho ya con altos y patrióticos fines en estos últimos días?

«Concluyo solicitando piadosamente la preocupación de los poderes públicos sobre estos impostergables problemas magallánicos, que son el eje y la vida de aquellas regiones apartadas, donde una catástrofe puede ser ocasionada lo mismo por la fuerza de los elementos naturales de una tromba o de un terremoto, que por la exasperación lógica de una vida encarecida y estrecha, sin beneficio público alguno que la justifique o mantenga.»

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