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Historical Materials from Southern Patagonia
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Journey of a Chilean to Magallanes in 1914
Reports and speeches by Agustín Gómez García  [text in Spanish]
Chapter: 

XVII

(Discurso en Junio de 1914)

INDUSTRIA DEL FIERRO

CHILE DEBE SER EL UNICO PAIS PRODUCTOR DEL FIERRO

El incidente sobre la interpelación de los Altos Hornos de Corral es un debate trascendental para el progreso patrio, tomando solamente en cuenta, por mi lado, la parte material de esta cuestión, que la parte legal se defiende por si misma si se considera que el decreto objetado tuvo por único móvil, al ser indicado por la Defensa Fiscal y aceptado por el Ministro, el supervigilar los intereses públicos.

Las pocas palabras que me cupieron dirigir, en sesiones pasadas, al señor Alessandri, cuando me permitió interrumpirlo, dejan constancia de que debo dar a la Cámara explicaciones breves, pero claras sobre los errores cometidos en el problema de la implantación de la industria del fierro en Corral.

Con estas declaraciones, técnicas y prácticas, va la Honorable Cámara a modificar completamente su concepto y va a apreciar, con sereno conocimiento, este debate, que va a abrir nuevos horizontes de progreso para el País, dejándolo en condiciones especiales para ser sobre el Japón, sobre Estados Unidos, sobre Suecia, sobre Inglaterra y sobre Bélgica, el primer País productor de fierro acerado, el mejor fierro del mundo.

Me permitirá la Cámara que, sin pretensión alguna, le manifieste que soy medio magíster en el presente debate, dándome autoridad suficiente para ello el hecho acaecido y realizado de haber pronosticado el fracaso hace diez años, cuando estaba la industria en plena luna de miel.

En efecto, señor presidente, hace diez años escribí este folleto que tengo sobre la mesa, sobre las regiones australes y en la página 166 y siguientes consagro un capítulo entero a la industria del fierro, para probar que la instalación proyectada en Corral era un disparate y un fracaso anticipado.

Su ingeniero técnico, uno de sus ingenieros, M. Julio Delaunay, me oyó y trató de hacer desistir a la naciente Sociedad de los Altos Hornos de establecerlos en Corral, porque, precisamente, este punto, esta situación con ríos que afluyen y con montañas escarpadas que besan los pies del puerto de Corral era y es el lugar único de Chile donde jamás debieron construirse esas chimeneas grandiosas; en las que, si se puede andar a caballo dentro de ellas, como sport mundial, no dejan por eso de ser inservibles para una explotación racional de la industria siderúrgica, como lo probaré luego, aun para las inteligencias más romas o más fantásticas...

Desde hace diez años, año a año, he escrito artículos, he conversado, he rogado a la Administración de los Altos Hornos en Chile, que traslade el horno construido, más al sur de Chile, a Llanquihue o Chiloé, como medio único de dar vida a la industria; pero no he sido oído antes; parece que hoy sí: el convencimiento es casi pleno!

En Enero y Febrero de este año, cuando ya se barruntaba un nuevo acomodo o postergación gubernativa, escribí una serie de artículos, en El Mercurio de Valparaíso, donde veraneaba, y vi al Excmo. señor Barros Luco, a fin de suplicarte que se le exigiera a la Empresa de los Altos Hornos el cumplimiento del contrato, en cuyo momento reventaría el globo de jabón, que los lavanderos de los Altos Hornos tenían en una mala artesa de madera blanda de Corral, única madera que allí existe, inapropiada comercialmente para la industria siderúrgica.

El Excmo. Presidente, con cuya deferencia me honro, me pidió que hablara con el Ministro de Industria, a la sazón el propio señor Zañartu de hoy día. Le rogué al Presidente que me relevara de esta visita; pero el Presidente que oyó y se convenció de las razones expuestas por mí, que son las mismas que la Cámara va a oír, insistió en que hablase con el Ministro, a quien fui a ver y encontré ocupado, diciéndome que postergase este asunto.

No crea la Cámara que desmayé. Le hablé al colega señor Urzúa para que le manifestase al Ministro las gravísimas razones técnicas que obraban en mi ánimo para ser conocidas antes de tomar una resolución en este o en otro sentido. Nada me dijo el señor Urzúa posteriormente, ignorando si habló o no con el Ministro. Quiero creer que no se rememoró más el asunto, y yo seguí escribiendo en El Mercurio de Valparaíso, con altura de mirajes nacionales sobre la materia de los Altos Hornos.

Hubo un momento en que creí perdida toda esperanza de solución para este intrincado problema, habiendo el Ministro resuelto llevarlo a arbitraje. En este instante toqué las puertas de caballeros respetabilísimos que permitieran empeñarse para obtener el nombramiento de árbitro y así eludir un arbitraje de personas secundarias que movían empeños para alcanzar dicho nombramiento: ¡tan grave consideraba la cuestión material de los Altos Hornos!

En consecuencia, sin agregar raciocinio alguno legal, yo no votaré una proposición que censure al Ministro, por cuanto califico su intención y me consta que trató de evitar las dudas sobre un arbitraje contrario a los intereses públicos, cuyas indemnizaciones de millones sobre millones, no pueden comprenderse sino conociendo a fondo la parte material del problema siderúrgico.

No obstante, como todas las cosas humanas, están sujetas a las fuerzas de acción y de reacción, este debate malo para el Ministro, será el bien más apreciado para el País, por lo cual yo ruego a la Cámara que preste la mayor atención a 1as consecuencias que resaltarán de la discusión misma.

Las conclusiones a que nos van a llevar los números y los antecedentes enteramente nuevos en el País y en el extranjero que aduciré sobre la materia, marcarán una era de engrandecimiento no sospechado para la República, conviniéndose, de la noche a la mañana, nuestros abandonados territorios australes en los únicos lugares del mundo susceptible de elaborarse el fierro acerado, o en otros términos, vamos a ser los únicos productores de fierro del mundo, como hoy y por desgracia momentáneamente, lo somos del salitre. Vamos a ser, señores Diputados, los reyes del fierro, con nuestros propios minerales y nuestro propio carbón vegetal...!

Y tómese en cuenta que al hablar así, no me refiero a los grandes e inmejorables yacimientos de fierro descubiertos últimamente en Magallanes, hoy en manos de un chileno, don Pedro García Pereira, y cuyas leyes en nada desmejoran de los depósitos del Norte del País. No; calculo solamente sobre lo cubicado y por explotarse en cuanto al fierro, y sobre el combustible gratuito, en cuanto a las leñas duras de las provincias de Llanquihue y Chiloé.

Oídlo bien, señores Diputados, voy a probar, sin temor de ser contradicho por nadie, nacional o extranjero, que Chile es y será, por la calidad de sus leñas duras, no las de Corral que son inservibles, el futuro emporio de la producción del fierro mundial, teniendo que ser tributarios obligados de nosotros Estados Unidos, Japón. Suecia, Inglaterra, Bélgica y todos los Países productores de fierro.

Mientras tanto, sin querer extenderme al dar alguna respuesta al discurso del señor Alessandri, me será permitido, abreviando lo más posible el debate, manifestar que en Corral no hay sino un sólo Alto Horno, que nunca ha habido más, como lo dice el propio señor Proudhome en el artículo firmado por él en El Mercurio, y que todos conocemos, en el cual se dice:

«El funcionario del horno encendido en Febrero de 1910 había tenido que ser suspendido por falta de combustible...».

Más adelante se agrega: «En Enero, Febrero y Marzo, el horno (el único existente), había funcionado sin pára, pero con una marcha reducida y utilizando una tobera solamente de las cuatro que tiene en actividad…».

Las palabras que he citado valen como un documento precioso, no sólo en la incidencia que produjo hilaridad en sesiones anteriores, al afirmar el señor Alessandri que había dos Altos Hornos en Corral y yo que había uno sólo, sino en la parte sustantiva del contrato, en aquella que dice relación con esta incidencia, en el sentido de que los Altos Hornos de Corral no han estado ni un solo momento en condiciones de poder cumplir el contrato, que no lo han cumplido jamás y que materialmente no lo podían cumplir si se les hubiese obligado a cumplirlo en conformidad a lo pactado por escritura pública.

Es sensible que el Ministro antes que todo y sobre todo, no hubiese obligado a los Altos Hornos a este cumplimiento; pero su buen espíritu, la visión futura de tener la industria siderúrgica en el País lo perturbó, y su falta de preparación sobre juzgar si la Empresa estaba o no en condiciones de marchar, no le permitió ver con claridad esta situación de hecho y material de que los Altos Hornos estaban en la imposibilidad de funcionar conforme al contrato.

Más adelante probaré esta aserción.

Mientras tanto tengo que rectificar del poético discurso del honorable Diputado por Vichuquén, mi amigo señor Alessandri, la afirmación de que Chile no puede dedicar a cultivos agropecuarios sino una extensión de más o menos 6.000 kilómetros cuadrados.

Esta afirmación la rectifico por la importancia del autor, cuyas palabras pueden ser tomadas como verdad de fe en el extranjero, y nos perjudicaría intensamente, comparándonos casi a las Repúblicas de Andorra y San Marino.

No, honorable Cámara, el señor Alessandri arrastrado por ese río de impetuosidad con que defiende sus causas, conmoviendo, persuadiendo, pero no convenciendo en este caso, quería probarnos que Chile sólo es y sólo puede ser un País industrial.

Hace diez, hace veinte años, pudo sostenerse semejante teoría: hoy no, porque la mitad del territorio, desde Bío Bío a Magallanes., está desmintiendo el hecho, y desde luego solamente Magallanes tiene actualmente dos millones de hectáreas dedicadas a la ganadería, y Arauco, Malleco, Cautín, Valdivia, Llanquihue y Chiloé más de doscientas mil hectáreas, de cultivos agropecuarios, que se agrandarán en razón directa del mayor número de establecimientos siderúrgicos que se establezcan en Chile; porque la corta del bosque para mantener encendidos siempre altos hornos aumentará el área cultivable, con gran beneficio público, y nos irá convirtiendo en País de gran riqueza agropecuaria.

Dije, señor Presidente, en la sesión que interrumpí al señor Alessandri, que yo no era enemigo de los Altos Hornos ni del inventor del procedimiento nuevo de hacer las sangrías con leña verde; pero agregué que los Altos Hornos no han funcionado, no han podido funcionar, no podrán funcionar jamás comercialmente en Corral.

Como lo prometí a la Cámara, apenas suspendida la sesión, me dirigí a la oficina del señor Proudhome, a quien encontré trabajando, haciendo cálculos de nuevas instalaciones para poner en marcha los Altos Hornos de Corral.

Señor Presidente, yo no tengo el derecho de juzgar mal a este inventor, no creo que nadie en Chile lo tenga por los fracasos acaecidos con el nuevo invento, y tengo la obligación moral de declarar que el señor Proudhome me dio toda clase de explicaciones satisfactorias sobre su invento, reconociendo todos los errores cometidos con anterioridad a su ingreso como empleado de la Empresa de Corral, que solo lo fue en 1908, habiéndose iniciado la instalaciones dos años antes.

Con motivo de la publicación que hiciese el señor Proudhome en El Mercurio, donde explicaba sobre su firma el sinnúmero de hechos que se relacionaban con el costo de producción, con las pérdidas, etc., de la Empresa, yo lo interrogué sobre su procedimiento y sobre el modo de obtener los subproductos, y no sólo me contestó regularmente, sino que me dijo; «Mi honor de caballero y mi nombre de profesional me obligan a declararle a Ud. que la Empresa de Corral funcionará con mi procedimiento, cuyo éxito está teórica y prácticamente demostrado».

«Le dije, señor Proudhome, como hace diez años lo demostré en un folleto publicado para impedir la consumación de la barbaridad de instalar los Altos Hornos en Corral, hoy insisto que en Corral no pueden funcionar por estas razones, escúchelas bien la Cámara:

1.º Porque los Altos Hornos necesitan trabajador abundante y barato, y Valdivia, como ciudad industrial, lo tiene escaso y caro.

2.º Porque en Valdivia no hay leña dura quemable, como el tepú, la luma, el melí y el tenio, y con leña blanda como el coihue, el canelo, el muermo, el arrayán, etc., no tendrá poder calorífico el horno para producir sangrías fijas, parejas y económicas de buen fierro.

3.º Porque la leña blanda en Valdivia es muy cara y se consumiría de ocho a diez metros por tonelada de lingote, mientras que si se hubiesen instalado más al Sur, donde hay leña dura y barata en abundancia, habrían ahorrado tres o cuatro pesos por metro y habrían rendido cuatro veces más los subproductos, o sea que habrían ganado líquidamente cuarenta a cincuenta pesos por tonelada de lingote.

4.º Se perjudicaría a Valdivia, cuyo río sentado impide tener carbón blanco, y, por lo mismo, la industria siderúrgica le habría de encarecer la leña, haciendo imposible el mantenimiento de esta industria por el subido precio del combustible, que, además, habría de arruinar a las doscientas y tantas fábricas y talleres que levantan al cielo sus chimeneas, como signo de su riqueza.

5.º Corral no tiene la extensión necesaria para secar bajo galpones la leña, y de otro modo no puede secarse, lo que haría imposible el mantenimiento de la industria; costando más la secadura de la leña blanda, que no tiene sino escasos y mediocres subproductos, que el lingote mismo, o sea que el procedimiento Proudhome, que aprovecha los subproductos, como ganancia neta de la industria, no compensa elaborarlos con las leñas blandas de Corral».

Seguí dando al señor Proudhome veinte razones más de la magnitud y de la fuerza de las cinco indicadas para probarle que es imposible el funcionamiento de altos Hornos en Corral, y me dijo: «Señor, todo lo que dice Ud. es verdad; pero yo no soy responsable de que se hayan instalado en Corral los hornos. Sin embargo, aun no teniendo las ventajas que Ud. indica y que reconozco, si se hubiesen establecido los Altos Hornos en el centro productor de las leñas duras, sin embargo, dijo, afirmo a Ud. que ganaremos menos en Corral; pero funcionaremos sin duda alguna, como manifestación de que, si ha habido errores, éstos no afectan al procedimiento Proudhome, que salva la industria con los subproductos de la leña, aún en el mismo Corral».

Vuelvo a repetir: este inventor, un hombre respetable, un sabio que lleva ya blanca la cabeza, me conmovió y vi en él al vidente, al inventor convencido, no al hipócrita ni al falsario, y le dije: «Señor, tengo encargo de ofrecerle bosque gratuito y facilidades para establecer su industria en el centro de la producción de las leñas duras ¿por que no traslada su industria allá?

«No me parece mal la propuesta; me dijo, la agradezco y yo mismo iré próximamente á estudiar esta nueva faz del negocio; pero le protesto a Ud. que, cualesquiera que sean los sacrificios que haya de soportar en busca de capital, haré que los Altos Hornos funcionen en Corral, para cuyo efecto necesitamos invertir este presupuesto, que él mismo me dictó, para el funcionamiento del alto Horno existente y de otro por hacer, para acero:

Taller de laminación de rieles y vigas $   1.500,000
Horno para acero 800,000
Instalaciones para subproductos 700,000
Instalaciones para galpones y otros gastos 500,000
Capital de exportación 1.500,000
  --------------
  $   5.000,000

Con este capital por invertir, necesario para que puedan marchar los Altos Hornos de Corral — que no han podido jamás marchar de otra manera — se producirían 25,000 a 30,000 toneladas de acero al año; quemando de 400 a 500 metros diarios de leña, o sea explotando una hectárea de bosque al día.

Pregunto a la Honorable Cámara — ¿tengo yo el derecho de dudar de estas cosas oídas de los labios de su propio inventor? No; pero tengo el derecho y el discernimiento bastante para afirmar, como industrial, que es locura gastar millón y medio de pesos para instalar un taller de laminación de rieles con fierro acerado, producto nobilísimo del carbón vegetal, que tiene un 50% de premio en los mercados mundiales, por cuyo motivo está impedido de usarse en la fabricación de rieles...!

Más todavía, me mostró una nota enviada al Ministro con fecha 9 de Mayo que tengo sobre la mesa, donde le dice: «La sociedad no pretende tener el monopolio de esta concesión y, en su consecuencia, aceptaría una ley general de primas, a la cual pudiera acogerse esta Empresa, junto con los demás industriales que lo quisieran».

Ante esta situación, como chileno y como industrial, no debo sino esperar el feliz acontecimiento de que se enciendan Altos Hornos en Chile, aunque creo firmemente que en Corral no podrán encenderse jamás, a pesar de las afirmaciones del señor Proudhome, en cuyo obsequio y como testimonio de respetabilidad hacia el inventor francés, solamente he relacionado los hechos anteriores, sin comentarios que los interpreten mal.

Hasta aquí la industria siderúrgica de Corral. Ahora voy a considerarla como industria propia de Chile en sus relaciones con el establecimiento de futuros hornos en el norte y en el sur del País.

Para contemplar esta situación, voy a prescindir completamente de los Altos Hornos de Corral, o tomarlos, a lo más, como símil de referencia, en cuanto sea necesario al debate.

Honorable Cámara: el problema siderúrgico puede y debe ser — como lo voy a demostrar — uno de los factores más importantes de la riqueza pública.

Unas cuantas operaciones aritméticas y la citación de hechos incontrovertibles nos va a permitir establecer que Chile es y será el País productor de fierro acerado, teniendo que venir a sus mercados todas las naciones hoy productoras de esta industria, por razones del mínimo costo de explotación de la materia prima, del alto precio del producto elaborado y de la obtención de los nobles subproductos de la leña dura.

Permitirá la Cámara, para este objeto, la árida citación de varias cantidades numéricas, sin cuyo conocimiento no puede demostrarse que Chile es y será el único o el mayor País productor del fierro y del acero, entre todos los Países del mundo.

Con el sistema Proudhome, dice este inventor, con leña verde, en el mes de Abril de 1911 se produjeron en Corral 1.886 toneladas de lingote, con un precio de costo de $81.11 cada una. También se emplearon, no sé si antes o después, 16,000 sacos de carbón vegetal, comprados a la Sociedad Austral de Quellón...!

Esta fabricación salió del único alto horno existente en Corral en 184 sangrías, sin una sola sangría defectuosa y sin accidente alguno, siendo la instalación de Corral todavía provisoria y la fábrica inconclusa.

De este hecho tangible, incontrovertible, visto y examinado por el respetable testimonio de los distinguidos ingenieros señores Avalos y Yunge, y confirmado por el integérrimo delegado del Gobierno, el ingeniero don Julio Laso Jaraquemada, fluye que debe aceptarse el precio de $81.11 como costo de cada tonelada de lingote bruto.

Una vez concluida la instalación de Corral y dotada de toda la maquinaría necesaria para obtener los subproductos de la leña blanda de Valdivia, podrá establecerse, sigue diciendo el señor Proudhome, este costo detallado por cada tonelada de lingote:

Empleo de 1.400 kilos de mineral $  15.40
Empleo de 8 metros cúbicos de leña a 3.50 28.00
Empleo de 100 kilos de carbonato de cal a 0.15 1.50
Mano de Obra 6.00
Calcinación y chancadora del mineral 4.00
Diversos 4.90
Gastos generales de fabricación 1.70
  ---------
  61.50
A deducir, los subproductos de la leña 40.00
  ---------
Precio de tonelada de lingote en Corral $  21.50

Pregunto yo, si tan insignificante es el precio de costo y tan grande la utilidad ¿por qué no se ha trabajado, por qué no se trabaja? Todo esto es incomprensible para la penetración humana…

Acepto en hipótesis el cálculo anterior de costo de $21.50 para el primer año; pero estimo que, si funcionasen los Altos Hornos en Corral, después de dos años el precio del metro de leña seca no seria inferior a seis pesos. Esto modificaría el cálculo indicado. Además, no se ha tomado en cuenta el interés del capital que dicen ocupado en la suma de 17.000,000 de francos; todo lo cual, no obstante, dejaría margen para utilidad, suponiendo éxito en el invento Proudhome; lo que yo ni nadie puede calificar en estos momentos; pero sí consignar que no se trabaja, que no se ha trabajado nunca...

De paso he de decir que la obtención de los subproductos de la leña blanda de Valdivia son, a pesar de su inferioridad comparada con la leña dura, superiores a los que dan las maderas resinosas de Suecia, País donde hay instalados 117 hornos pequeños, que no cuestan sino ciento cincuenta mil pesos cada uno y producen veinte toneladas diarias de fierro acerado cada horno.

Los subproductos de ocho metros cúbicos de leña dura, de las calidades y condiciones del tepú, de la luma, del melí y del tenio, contra los $40 que establece el señor Proudhome como producido de los subproductos de Valdivia, para obtener una tonelada de lingote arrojarían como mínimo doscientos ochenta y ocho pesos de subproductos, que se descomponen así, tomando como base un metro de leña seca, elaborado en el Laboratorio de la Fábrica de Alcohol Metílico de Quellón, dirigida por el notable químico alemán señor Ernesto Renkhoff.

Cada metro de leña produce:

150 kilos de carbón a $0,06 cada kilo $    9.00
7 litros de metileno, o sea 11½ kilos transformados en formalina, a $2,50 29.25
25 kilos de acetato, o sea 14 kilos transformados en ácido acético a $0,75 10.00
10 kilos de creosota, a $0,30 3.00
  ---------
Total de subproductos de un metro de leña dura 51.75
Descontando el valor del carbón 9.00
  ---------
  42.75
El gasto para esta producción, incluso inversión de capital sería de 6.50
  ---------
Ganancia líquida por cada metro de leña seca y dura $   36.25

[NOTA: La tabla anterior tiene errores de multiplicación, Ed.]

Para hacer comprensible la comparación hasta para un chicuelo de colegio acerca del resultado de 40 pesos de subproductos de la leña blanda de Corral que anuncia el inventor Proudhome, haremos la multiplicación de 36 pesos líquidos de ganancia por cada metro de leña dura de Quellón por ocho, que son los metros que se emplean en obtener una tonelada de lingote de Corral, o sea, 36*8=288 pesos.

Con leña dura no se emplearían sino cuatro metros para cada tonelada de lingote, o sea, que se obtendría una utilidad líquida de subproductos del combustible duro de 144 pesos por cada tonelada de lingote.

El costo de producción de la tonelada de lingote se gravaría todavía con esto otros factores, trabajando con carbón vegetal:

Una tonelada cuatrocientos de mineral $   15.40
0,100 de carbonato de cal 1.50
Calcinación y chancadora 4.00
Mano de obra 6.00
Diversos 4.90
Gastos generales 2.00
  ------------
Total $   33.80

Como los subproductos de los cuatro metros de leña dura han rendido $144 líquidos, rebajamos los $33,80 que se gastarán en elaborar una tonelada de lingote y quedaría siempre a favor de los subproductos una utilidad de 110,20 pesos chilenos y además la tonelada de lingote gratuita.

Esta es la situación clara de trabajar con la leña dura, como a mayor abundamiento se va a explicar después.

Ahora, si los subproductos brutos se purifican en otros nobles productos, la cifra consignada de $110,20 y además la tonelada gratuita de fierro acerado supera a todo cálculo, para establecer que Chile está llamado a ser el País por excelencia productor del fierro y del acero; porque no hay en el mundo, cercanas a buenos puertos o en costa abordable, maderas duras de las calidades y condiciones del tepú, de la luma, del melí y del tenio, cuyos subproductos abundantes y nobilísimos tienen un consumo universal.

Incidentalmente he de observar que las leñas verdes de Corral, lo mismo que las de Llanquihue o Chiloé, son una verdaderas tunas; porque contienen hasta un 63% de agua; por eso, para trabajarlas racionalmente, deben secarse bajo galpón; pero secas o verdes, las tunas-maderas o maderas-tunas de allá y de acá, de Corral y de Chiloé, tienen una proporción de cualidades y rendimientos diversos para la obtención de los subproductos; que podría calificar en tunas malas y tunas buenas; éstas, destiladas, embriagan, lo hacen a uno andar a caballo o en coche por chimeneas, encrucijadas o peñas abruptas; aquéllas, son inofensivas.

Esta es la comparación verdadera entre las leñas duras y las leñas blandas de Chile!

Como este problema, honorable Cámara, es de una importancia trascendental para el porvenir de la República, aun a fuerza de ser pesado, debo dar mayores detalles, para su claridad futura.

La diferencia que hay entre usar leña seca o leña verde, se nota palpablemente en el cuadro siguiente, que tomo de los estados de trabajo de la fábrica de Quellón:

Rendimientos en productos destilados según los libros del señor Ernesto Renkhoff, Quellón, en 1911.

1,059 metros leña destilada dieron:
         148,000  kilos de carbón
  5,720  litros metileno
  23,900  kilos acetato de cal
  9,530  kilos Alquitrán y creosota

Término medio de un metro:
        143  kilos carbón
  5.4  kilos metileno
  22.5  kilos acetato
  9.1  kilos Alquitrán y creosota

El metro de leña pesaba 433 kilogramos con 31% de agua y dio líquido, destilado, 251.8 litros por metro.

Para destilar estos 1,059 metros de leña se quemaron 535 metros de leña como combustible en las retortas.

En los calderos se quemaron 148,000 kilos de carbón de madera.

Usaron carbón de madera como combustible porque no encontraron otra salida para él.

Transformando 1 kilo de Metileno se obtiene 1.54 kilos Formalina, sin otro gasto que los intereses sobre el valor de un alambique, que cuesta $15,000 más o menos.- (Firmado)-. Jorje Fehrenberg.

Si hubiese habido al lado de la Fábrica de Quellón uno o más hornos de fundición de fierro, como en Suecia, habría encontrado salida el carbón vegetal en la noble producción del fierro acerado.

Debo agregar, para no dar mal ejemplo como industrial, que esos 535 metros de leña que se quemaron en las retortas no debieron quemarse jamás en una administración racional; debiéndose hacer la combustión de las retortas con el sobrante de lampazos, virutas y desperdicios en general de los otros ramos de la industria maderera que, necesariamente, debe existir al lado de la instalación metílica, como el horno de fundición de fierro debe serle su complemento de consumo y de rentabilidad.

La leña dura de Chile tiene más calorías que las de Suecia y aumenta su poder productor según su estado hidrométrico.

Un metro de leña de tenio, recién cortada en Quellón, pesó 597 kilos. Secado bajo galpón, en el primer mes perdió 147 kilos; en el segundo 14 kilos, en el tercero 35 kilos y en el cuarto mes 15 kilos, en total perdió 221 kilos de agua. [Hay error de aritmética, Ed.] El análisis químico demostró que la tal leña conservaba aún 17.01% de agua; lo que se calificó, no obstante como materia de primer orden para la destilería, cuyo carbón vegetal es un ideal para la elaboración del fierro por su consistencia, fijeza y el inmejorable fundente que en si lleva.

Dejando de mano esta disertación científica, que para mi solamente es práctica, manifestaré que el precio de la tonelada de lingote en Suecia, obtenido con el empleo de carbón vegetal, carbón muy inferior al de Quellón, lo avalúa el distinguido ingeniero francés Paul Nicou, en la suma de sesenta y media coronas, o sea ochenta y cinco pesos de nuestra moneda.

Observe la Cámara, grábelo bien en su memoria, conózcalo el País, que en Estados Unidos, Japón, Suecia, Inglaterra, Bélgica y en todos los centros productores del fierro, la leña tiene precio y que en Chile no tiene otro que el de su explotación, a fin de interiorizarse así de las consecuencias que para Chile significa la industria del fierro, comparada con los actuales Países productores del mundo.

Imaginemos ahora la fundición del fierro con coke en el norte del País, suponiendo que llegasen cargados de carbón mineral los buques o vapores que vinieran a tomar nuestro fierro, ¿qué precio de producción se obtendría por cada tonelada de lingote?

Vamos a verlo.

El precio del coke, puesto a bordo en cualquier puerto de Alemania, Inglaterra o Estados Unidos, es actualmente de 24 chelines, o sea treinta pesos, más o menos, por tonelada.

Por barato que se calcule el flete, la descarga, el transporte a la fábrica y la pérdida por merma, se llegará siempre a un gasto suplementario de veinte pesos por tonelada, haciendo un total de cincuenta pesos.

Con carbón de piedra, el precio de costo del combustible sería muy poco inferior; porque hay que considerar la amortización y la conservación de los hornos de calcinación y las gravísimas dificultades para obtener siempre carbón fresco con transportes tan largos; lo que solo se puede subsanar usando clases de carbón de piedra muy caras, que reducirían a un mínimo inapreciable la utilidad de los subproductos de la destilación mineral.

Si a esto se agrega que la marcha del horno de fundición con coke necesita cuatro veces más carbonato de cal, llegamos a estas cifras, para la fundición de coke:

Empleo de 1,400 kilos de mineral, a ocho pesos $   11.20
Empleo de 400 kilos de carbonato de cal, a quince pesos 6.00
Empleo de una tonelada 0 50 de coke, a cincuenta pesos 52.50
Empleo de mano de obra 6.00
Diversos 4.90
Gastos generales de fabricación 1.70
  ---------
Total $    83.00

[NOTA: La tabla anterior no totaliza correctamente, Ed.]

Supongamos que esta cifra de $83, no tomándose en cuenta el interés del capital, se redujese por el renglón del combustible de carbón de piedra, a cuarenta, a veinte, a diez pesos, lo que ES UN IMPOSIBLE, siempre compensaría trabajar con carbón de leña austral, porque los subproductos brutos de la leña dura sobrepasan de cien pesos por tonelada de lingote, empléese o no el procedimiento Proudhome, de donde resulta que para que la industria del fierro ande, no habría sino ensanchar actualmente en Chile, en Quellón, la gran fábrica de destilación de maderas, allí establecida, y comenzar a trabajar, con el residuo de esta fábrica, el carbón vegetal duro, y así en seis meses tendríamos producido un Chile, en la forma que se produce en Suecia, lingote de fierro, acero fino, que tiene un sobre precio por la pureza y regularidad que le da la combustión por medio de carbón vegetal.

He aquí, honorable Cámara, expuesto teórico y prácticamente el debate siderúrgico como el problema para el engrandecimiento del País; lo que hemos visto por la interpelación del señor Marchant, sin cuya acuciosidad no habríamos los chilenos caído en la cuenta de que somos y debemos ser el País privilegiado para producir el fierro y el acero; por cuanto la materia combustible, gratuita, la leña dura, es un mal presente en nuestro territorio austral, convirtiéndose, con la industria siderúrgica, en el bien mayor que pueda ambicionar un País, en ser el productor obligado del fierro y del acero del mundo, al propio tiempo de dejar centenares de miles de campos idóneos y preparados para los cultivos agropecuarios.

Ante este problema que ha aparecido en la Cámara mediante el estudio legal y constitucional del decreto del Ministro de Industria, a cuyo efecto no me liga ningún vínculo, pregunto yo, para terminar, ¿podemos castigarlo por la buena intención que guió sus actos? Podemos condenar al Consejo de Defensa Fiscal, que ante el peligro de un arbitraje de derecho fallara en contra, excogitó un medio eficaz que salvaguardara el interés público, sin tener sobre sí las dudas de un fallo arbitral adverso?

Volvamos la proposición por pasiva. Demos por aprobado el voto propuesto, y caído el Ministerio en este período de álgida crisis ¿qué situación de hecho y jurídica se produciría declarando la Cámara ilegal el decreto del Ministerio, y si llevada después la cuestión a los tribunales, se declarase por ellos legal y correcto dicho decreto?

Ante esta situación sin salida no tiene el Ministro el derecho de excusar su persona para convocar, en gravísimo perjuicio del País, una crisis, y mirando por los altos intereses públicos debe dar paso a una solución satisfactoria que le conserve toda la pureza de intenciones que guió sus actos; pero que sea también el salvoconducto de los que, sobre todas las cosas, buscan la armonía entre la Cámara y el Ministerio, para de consumo, hacer obra patriótica en todo momento y sobre todo en los difíciles porque atravesamos.

Honorable Cámara, personalmente yo no votaré jamás un voto que nos conduzca a la incertidumbre política o al abismo como en el caso presente, donde además, hace fuerza en mí el tratarse de cuestiones industriales, a las que, como chileno y como industrial, encuentro amarradas todas las energías de mi alma.

Por lo tanto, yo le pido al Ministro, ya que no soy su amigo, que acepte una solución honrosa, para si y para le País, una solución a que no tanto el Consejo de Defensa Fiscal como el Ministro interpolado han ajustado sus actos a la más recta intención de supervigilar los intereses públicos, la Cámara acuerda pasar a la orden del día…

He dicho.

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