Nació en Balladon (isla Lewis, Escocia) en el año 1871. Vino al territorio en 1893, en época en que recién iniciaban sus tareas progresistas los "pioneers" patagónicos. El desierto empezaba a poblarse y en sus estériles campos pastaban ya los lanares traídos por los iniciadores. Se necesitaban brazos jóvenes y corazones templados que resistiesen las penurias y sacrificios de una vida al aire libre, en un clima glacial y en zonas azotadas por los vientos huracanados del polo, y en las que se carecía hasta de lo indispensable para atenuar los rigores de semejante existencia. El señor Angus Martín reunía todas las cualidades indispensables para afrontar esa lucha: era joven, de atlética constitución y poseía un carácter acerado, a prueba de golpes y debilidades.

Encargado por los señores Curtze, Wahlen, Williams y Suárez de poblar el campo que forma hoy la estancia "Las Horquetas" de la sucesión del último de los nombrados, trabajó con fe y dedicación constantes por espacio de doce años, granjeándose el aprecio de sus patrones y el de todos los pobladores de esa época, en que era común el alarde de extraordinarias energías y caballerescas rivalidades.

Por espacio de dos años y mientras realizaba la empresa que se le había encomendado, tuvo que vivir en un diminuto refugio construido con seis chapas de zinc y soportando temperaturas de 20 grados bajo cero. Los únicos víveres de que disponía eran comprados en un pequeño negocio que la firma Braun y Blanchard poseía en Río Gallegos y ellos se reducían a porotos, harina, galleta y un poco de yerba mate. En cuanto a carne tenía la de los guanacos, avestruces y "caiquenes" (avutardas) que lograba voltear su fusil.

Terminada su tarea en "Las Horquetas" el señor Martín pasó a los campos de "Chank-Aike", que pobló por cuenta de otra firma importante de la zona.

En 1907 y decidido ya a trabajar por su cuenta instaló su campamento en los campos que son hoy de su propiedad y que constituyen la estancia "Chali-Aike", ubicada a corta distancia de "La Vanguardia" y del camino que de Gallegos va al Lago Argentino, pasando por "La Esperanza" de Ness y Stipicic.

Hombre joven aún, don Angus Martín maneja con ponderable acierto su establecimiento que, aunque relativamente pequeño, le produce un beneficio que compensa en la actualidad los largos años de luchas y de fatigas que tuvo que pasar en las pampas patagónicas para llegar a ese bien merecido resultado.