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Fue don Walter Curtze uno de los factores más eficaces del progreso de la Patagonia, tanto argentina como chilena. Sus relevantes condiciones de carácter y su espíritu de iniciativa, que no arredraban los contratiempos ni los reveses, encontraron en esas regiones, que cuando él llegó, recién empezaban a ser explotadas, un ancho campo para desenvolverse.
En 1885 el señor Curtze se estableció en Punta Arenas y una vez aclimatado al ambiente febril de esa ciudad, que iniciaba entonces su evolución, dedicóse a múltiples negocios que supo encaminar y dirigir con tesón y habilidad extraordinarios.
Durante cierto tiempo encaminó sus actividades a los asuntos navieros, llegando a tener varias naves de cabotaje. Fue por espacio de treinta años agente de la compañía alemana de vapores "Kosmos", empresa que se inició con cinco barcos de menos de 1.000 toneladas y que llegó más tarde a tener cuarenta unidades de gran porte y con magníficas comodidades para pasajeros y cargas.
El señor Curtze se dedicó más tarde a los asuntos ganaderos y en ellos alcanzó el mismo éxito que lo había favorecido en sus empresas anteriores. Fundó el establecimiento "Monte León" en las inmediaciones de Santa Cruz y luego, en sociedad con don Carlos Williams, otro ponderable factor del fomento patagónico, tomaron a su cargo las estancias "Kilik Aike Sud" y "Corpie Aike", que supieron llevar a un grado de adelanto tal, que sin desmedro podían competir con las mejores de la zona.
Paralelamente a estas actividades, otros asuntos reclamaron su atención y el caudal inagotable de sus energías.
Punta Arenas se iba transformando paulatinamente de aldea que era en una ciudad floreciente y como tal, requería mejoras y adelantos adecuados a su nueva condición. Don Walter Curtze fundó la empresa de luz eléctrica y conjuntamente con otras personas, el Banco de Punta Arenas, del cual fue director gerente interino y miembro de su directorio durante diez y seis años.
La colectividad alemana de la ciudad citada lo contó entre uno dé sus miembros caracterizados y así fue presidente del Colegio Alemán y varias veces del Club de sus connacionales.
Cuando estalló la guerra nuestro biografiado dedicó todas sus energías a su patria y tan útiles servicios supo prestar, que fue condecorado con la "Cruz de hierro".
Don Walter Curtze falleció en 1920, un año después que su esposa, doña María Williams, con la que había contraído enlace en 1894.
Fuente: «La Patagonia Argentina», pp.127-128