Tapi Aike | << = = | Estancia
"La Esperanza" de Don Guillermo Ness y Don Jerónimo Stipicic |
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Don Guillermo Ness, un viejo poblador de Santa Cruz, fundó este establecimiento hace muchos años y trabajó en él con toda la fe y la energía del hombre seguro de sus condiciones físicas y morales. Logró el fin que se propuso y si bien la lucha llegó a ser dura y difícil, tan grande era el caudal de sus fuerzas, que aun halló reservas para substraer de aquélla y derrocharlas en un magnífico alarde de vida amplia e intensa. Cuando los años vencieron en parte su resistencia para el trabajo, en lugar de empeñarse en una lucha que no podía menos que agotarlo y para la cual no se reconocía ya condiciones, se asoció con un hombre joven, D. Jerónimo Stipicic, al que entregó la administración de su vieja estancia, formada a costa de muchos sacrificios, y él partió para Europa con el propósito de radicarse allí definitivamente. El establecimiento a que nos referimos dista 32 leguas de la capital del territorio y está cerca de la estancia "Chali-Aike" de D. Angus Martín y del pueblo llamado "La Esperanza" que fundara el señor Ness. La estancia consta de una legua en propiedad y seis en arrendamiento y el terreno ofrece todas las características comunes a los de la zona, en cuanto a pastos, aguadas y resistencia se refiere. El río Coy-Inlet atraviesa una punta del campo. Este mantiene 7.000 ovejas de excelente tipo que producen un término medio de tres kilos de lana. Hay además en la estancia 40 caballos, 45 vacunos y 50 yeguarizos. Las instalaciones fueron hechas con un criterio eminentemente práctico y a fin de hacerlas rendir el máximo de eficiencia. El galpón de esquila tiene siete tijeras y prensa Ferrier y toda la maquinaria es accionada por un motor a nafta. La casa principal es bonita y cómoda. Detrás de ella se ha formado un jardín y quinta que producen muy bien y dan perspectiva a la morada. Don Jerónimo Stipicic,
desde que se hizo cargo del establecimiento, ha introducido en él
mejoras de importancia que seguramente han de redundar en beneficio
de su producción, bien apreciada, por otra partes, en el mercado
de lanas y carnes ovinas para frigorífico. |
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Fuente: «La Patagonia Argentina», p.242