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Materiales Históricos de la Patagonia Austral
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Viaje de un Chileno a Magallanes en 1914
Reportajes y discursos de Agustín Gómez García
Capítulo: 

XIII

(De «El Mercurio» del 23 de Abril)

EN LA SOCIEDAD CHILENA DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA

Una conferencia sobre la Patagonia chilena y argentina. — La grandeza y porvenir de Magallanes

En la última reunión de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía, el diputado por Santiago, don Agustín Gómez García, dio una conferencia sobre la Patagonia chilena y argentina, principalmente acerca de la grandeza y porvenir de Magallanes.

El trabajo del señor Gómez García, fruto de los datos y observaciones que pudo recoger en su último viaje a aquella sección del Territorio, llamó la atención de la concurrencia que asistió a la aludida sesión.

*
* *

«Señores:

Aunque enfermo, no puedo excusar esta ocasión que me proporciona la gratísima complacencia de la conversación que voy a tener esta tarde con ustedes sobre la Patagonia Oriental y Occidental y sobre la grandeza y porvenir de Magallanes, debido todo a la benevolencia de mi distinguido y talentoso amigo, don Enrique Matta Vial.

Con motivo de mi reciente viaje a Magallanes, único rincón de mi País, que no conocía, fui invitado por El Mercurio para dar algunas informaciones sobre Magallanes.

Entre mi falta absoluta de tiempo, me di el escaso para escribir algunas carillas en orden a problemas de actualidad acerca de aquellas regiones, y en tales circunstancias, recibí del señor Matta Vial la invitación, que acogí, para darme hoy el agrado de conversar con ustedes.

Cumplo mi consigna, rogándole a la concurrencia, como lo he pedido otras veces en este mismo Salón, se dignen interrogarme, o aclarar, o ensanchar el tema, que, a guisa de miscelánea, he de dar a esta conversación familiar.

Para los tiempos que corren y para la pintura de lo territorios a donde os voy a llegar, que es un excelso santuario de la naturaleza virgen, donde no existe aun el choque de la envidia ni la oligarquía de un desgobierno, y, por consiguiente, donde reina la moral, nada más apropiado para estas frases del infortunado explorador Pooper [Popper, Ed.], refiriéndose a la Patagonia Oriental argentina, hace más de 20 años.

«Mientras la anemia de los Gobiernos, dice, abandone aquella comarca al capricho de las nulidades, y mientras la avidez y el desborde de las pasiones rija los destinos de aquel hermoso Territorio, ese capítulo quedará latente, pero inédito».

No pretendo escribir este capítulo de suprema belleza, pero anhelo levantar, como chileno, la punta del riquísimo manto que cubre, entre grandiosidades infinitas, el presente sombrío de la República con aurora sonriente de bonanza, que viene de las brisas de Chile austral, País fantástico y desconocido de los chilenos.

Para eso es menester que me permitáis recorrer, a la ligera, aquellas regiones, a fin de dejar previamente en vuestro espíritu la impresión grandiosa de que este territorio desconocido y salvaje, es, al propio, tiempo, una comarca cuajada de encantos y de riquezas.

Ante la vista de aquellos territorios y de aquellos mares, habla al alma un lenguaje sublime y diverso del contemplado hasta ahora en la existencia humana.

En las regiones tropicales donde la belleza del paisaje nos presenta un edén, el hombre, no obstante, se siente hombre, dueño y señor de la creación; admira y bendice! En los canales patagónicos, embelesado ante la lectura de una leyenda que está escrita en la grandiosa majestad de la abrupta roca y en el granito vestido con follaje tropical, coronado el horizonte con una diadema de perlas azules y blanquecinas, que la forman las grietas de los ventisqueros y los penachos de los volcanes, retratados en el agrio mar de la última guarida del ser civilizado, el hombre se siente, cual es, un átomo miserable, que, de improviso, recobra el dominio de su espíritu para maldecir la incuria de nuestros gobernadores, incapaces o inconscientes!

Así, dominado por un fluido extraño que nos hace artistas ante la obra del Creador, recorremos archipiélagos, canales, estuarios y océanos bravíos, sin dejar nada de ser soberbiamente bello; aunque la nomenclatura de sus comarcas, llamándoseles Isla Desolación, Bahía Inútil, Puerto Hambre, Cabo Decepción, etc., nos pinte las noches de insomnio de los primeros navegantes y las penurias de los primitivos pobladores de Magallanes y Tierra del Fuego!

Ah! nosotros hemos creído siempre que estos territorios están enclavados en los mares antárticos y no hemos pensado que se encuentran más apartados del polo sur que Estocolmo, Copenhague y Glasgow del polo norte, y que se acercan más a los trópicos que Escocia, Dinamarca, Suecia y Noruega.

Nuestro propio pensamiento nos ha apartado del panorama que teníamos al lado, juzgándole inhospitalario, estéril y sombrío, cuando en realidad es un territorio hermoso, fértil y de clima variado!

Y si recorremos la Patagonia Occidental, a lo largo de la costa de Puerto Montt y de Chiloé, encontraremos un clima benigno y suave, una naturaleza espléndida y sonriente, con gigantescos bosques de alerces y mañíos, de cipreses y robles, para convertirse luego en los archipiélagos de las Guaitecas y de Chonos, en una otra vegetación exuberante, y transformarse en seguida en los canales de Smith, en un conglomerado de islas llenas de musgos, helechos y selvicultura enana, hasta hacernos admirar, finalmente, las rocas escuetas y atrevidas de la entrada del Estrecho de Magallanes y del Océano Atlántico!

Aquí la composición de aluviones terciarios, de llanuras y altiplanicies entrecortadas por cañadones cubiertos de pasto; donde la oveja ocupó el lugar del guanaco, presenta, a cada paso, en medio del fragor de las olas, esqueletos desnudos de rocas graníticas inconmensurables, en cuyas cúspides residen las nieves eternas.

Por todas partes, además, se ven peñas solitarias, informes vestigios de montañas que fueron, que asilan tribus de lobos y de delfines, cuyos rugidos se pierden entre las rompientes que besan sus pies.

Para darle toda su belleza indescriptible a aquella región, se contemplan, entre las faldas de las dioríticos y graníticos de esas cordilleras, gigantescos glaciares, que desprenden en invierno montañas de hielo por entre la selva de canelos, robles y magnolios, a fin de presentarnos así el sorprendente espectáculo de navegar, en aquellos embravecidos o suavísimos mares, en medio de colonias de pingüinos, cormoranes, nutrias y lobos antárticos!

Y al través de este grandioso escenario de la naturaleza, más al sur o más al norte, más al oriente o más al occidente, vive en pequeñas canoas, hechas de cortezas de árbol y cosidas con tripas de titanes marinos, una raza de seres humanos, raquíticos, enjutos, mal configurados; en contraste sorprendente con otra raza de gigantes, de aspecto viril y robusto, cuya elevada estatura recuerda la de los tehuelches y cuyo rostro, de enérgicas facciones, la asimila a los indios norteamericanos.

Dos razas por extinguirse: en la pampa, gigantes que cazan guanacos; en los canales, enanos que disputan su presa a las focas y lobos, entre selvas de algas marinas.

Para la etnografía el prodigioso estudio de dos razas diferentes, que viven una al lado de la otra, canal de por medio: los alacalufes y yaganes, enclenques y mal configurados; y los onas, de fuerte constitución física. Aquellos viven de la pesca, éstos de la caza, y unos y otros, abandonados de la mano de Dios y de la mano de los hombres, embrutecidos por el alcohol, y despedazados como a fieras salvajes en sus propias guaridas en las estancias de los hombres civilizados.

Es imposible presentar en un cuadro reducido, la situación de ambas Patagonias; porque es el territorio en que la fauna polar hasta armoniza con la región del trópico, y confunde en un haz su vegetación con la del resto del País; presentando más bellezas y paisajes grandiosos que los de Suiza y Noruega, con contrastes más interesantes de geografía física y de hidrografía, de meteorología y de etnografía, que el mundo entero.

Las corrientes tibias del este, fomentan una columna de aire que asciende, y las del oeste, enfriadas en las perpetuas nieves del Pacifico, se precipitan hacia abajo para sustituirlas, originando los insoportables vientos que castigan las pampas, impidiendo la selvicultura y arrancando de raíz lo que no está hondamente arraigado en el suelo, lo cual explica los contrastes de fauna y flora, de climatología e hidrografía.

El variado aspecto de la estructura geológica y orográfica de estas regiones patagónicas meridionales tiene aún otra determinación, que sublima más su naturaleza y la hace única en el mundo.

Mientras las regiones del Atlántico, en una gran extensión, están formadas por aluviones terciarios de conglomerados de piedra, de estratificaciones arcillosas y de fajas arenuscas, la región del Pacifico, continuación de la cordillera andina, compuesta de rocas primarias de gneiss, granitos, dioritas. etc., se encuentra expuesta a la lluvia y sujeta a la acción erosiva de los glaciares, de las cascadas, de las cataratas y de los ríos de montaña; de donde resulta que aquí las fuerzas plutónicas han descubierto las rocas de todo aluvión, llevándose las rompientes hasta las últimas arenas que las arterias fluviales arrastran hacia el Océano Pacifico, y han formado así un sinnúmero de bahías, puertos y estuarios; mientras del lado Atlántico, ejerciendo el mar impetuoso su fuerza destructora, despedaza la playa y forma barrancos cortados a pique, hasta de medio millar de pies, reflejando a lo lejos la imagen de un buque tronchado por mitad; por manera que la misma fuerza que en el Pacífico crea puertos y bahía, en el Atlántico los arrasa y destruye.

De este modo, en general, se presenta el panorama entre ambas Patagonias: más benigna, más bella, más fértil la Patagonia chilena: pero más cuidada y más mimada del Gobierno argentino aquella. Aquí la naturaleza rústica: allá la mano del hombre. Allí hay espíritu público que flota en los desiertos del Chubut y en los arenales de Santa Cruz; aquí inercia, y abandono y gabelas que anonadan toda energía. Allá marina mercante nacional que tiene protección y celo por el engrandecimiento de los territorios libres de la Patagonia argentina; aquí desdén y gravámenes para obligar a formar puertos en el Atlántico que compitan y concluyan pronto con Punta Arenas.

Allá ingenieros que regalan tierras estériles, dándoles títulos fiscales suficientes, para hacer comerciable el suelo, ferrocarriles improductivos que cruzan estos desiertos; aquí ignorantes y charlatanes, que perturban el titulo bien constituido en la Patagonia chilena y sus archipiélagos y nulidades de hombres públicos, que creen conquistar fama y renombre con oponerse al riel internacional o ignorar que existen territorios de esta majestad y de esta riqueza.

A grandes rasgos, mi Conferencia podrá abarcar, de ligera, las materias que he esbozado, para compenetrar la magnitud de trabajo y de patriotismo que encierra el estudio de los problemas magallánicos, sin referirme hoy, sino muy incidentalmente, a su problema aduanero, que es el mayor y actual vejamen, con que se ha castigado a Punta Arenas para extinguirlo, por ser el orgullo de nuestro primer puerto de la Patagonia chilena.

Entramos en materia estadística para presentar, siquiera a grandes rasgos el cuadro de la grandeza y porvenir de Magallanes.

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SOCIABILIDAD. — Entre los grados 42 y 52 de la Patagonia occidental no existe sociabilidad alguna; porque sólo viven un centenar de personas, vaqueros e inquilinos de las propiedades cordilleranas de Cahuelmo, Pudiblabquén, Reñihué, Pumalín, Chana, Aisen, etc., que desde hace un siglo conservan y cultivan las heredades de aquellos fondos, aislados e insociables.

En Magallanes si que existe una sociedad culta e ilustrada, cuya exteriorización se manifiesta en las reuniones privadas, en la asistencia a los teatros, en la frecuentación del sport hípico, en las conferencias sociales, cooperativas, mutuales y de beneficencia.

La comunión de ideas con el mundo entero se hace intensiva por el cable y por el correo, a diferencia de Chiloé, donde el telégrafo se usa por cartas que se envían del continente a la Isla en botes viejos y acuosos!

La explicación encuadra bien dentro del sistema de indolencia que en Chile usamos, y bastará decir para ello que hace veinte o veinticinco años se robaron o cortaron el cable que unía el canal de Chacao con Chiloé, y desde esa inmemorial época, los chilotes reciben sus comunicaciones telegráficas por medio de delicadas esquelas, que llevan el «visto bueno» de la indolencia del Gobierno central.

Más todavía: esta comunicación telegráfica, por carta y por botes, está próxima a desaparecer con la instalación inalámbrica de Frutillar y Punta Arenas; porque a decir de los técnicos, las ondas que a las veces se usan en Chacao, serán obstruidas o atraídas por las dos estaciones inalámbricas recordadas.

La vida social moderna, a la europea, ha hecho desarrollar el comercio y la industria en Magallanes, de manera tal, que allá existen cincuenta millonarios con uno, dos, cuatro, diez, veinte, cincuenta y más millones de pesos. ¡Las primeras fortunas y las más saneadas del País residen en aquel Territorio!

Otra manifestación de la cultura social la encarnan seis u ocho clubes, que nada tienen que envidiar a los mejores de Santiago y Valparaíso.

Finalmente, señala a Punta Arenas como un pueblo modernizado, patriota, industrial y lleno de empuje, esta ramificación de su prensa (muestra todos los diarios y periódicos de Magallanes), donde cultamente se debaten todas las ideas y se acogen todos los anhelos, con pulcritud y temperancia.

CONSTITUCION DE LA PROPIEDAD. – Ha contribuido eficazmente a este progreso social la constitución de la propiedad raíz, que allá es indiscutible y alejada de todo tinterillaje por razón de tener una tradición fiscal.

Este hecho ha sido el factor más importante para el adelantamiento de aquel territorio: a la sombra inalterable de un buen título, el propietario trabaja sin zozobras.

El estagnamiento de la Patagonia occidental, entre los grados 42 a 47 y el retroceso de Chiloé en el último siglo, no ahora que marcha veloz, se debe únicamente a las dudas sobre la constitución de la propiedad raíz, dudas que inventan y forjan los tinterillos, los mal intencionados y muchas veces funcionarios inadvertidos o falaces.

Como el vínculo social y mercantil que ha ligado ya el norte con el sur de la Patagonia chilena, es la coronación de una era de agradables augurios para las regiones meridionales, es propio de este sitio considerar ampliamente este tópico, que viene a feliz memoria con motivo de una publicación antojadiza y aldeana, en que, hace pocos días, se denunciaba la venta o hipoteca de la isla Tranqui.

Las malquerencias lugareñas de la politiquería que nada respeta y vive a oscuras para su progreso, ha ideado este denuncio, que es el mayor mal que pueda inflingirse a una región, al repugnar como maleado la tradición de su propio título.

Así no se hace obra de bien y, por eso, por tener estímulo para corregir e indicar piadosamente que no desgarren su vitalidad y su porvenir aquellas gentes insulares que no conocen el trascendental problema de la constitución de la propiedad, voy a detenerme un momento en esta materia, para cuya dilucidación he traído toda esta gran documentación que tengo sobre la mesa.

Señores, los remates fiscales de Magallanes abrieron el registro conservatorio de Punta Arenas hace pocos años; en cambio las mercedes reales por el pago de servidos militares en tiempo de la colonia, o por acompañar a los misioneros, llámense Mascardi o Lagunas, Menéndez o Agüero o por servir bajo las órdenes de los insignes marinos Moraleda o Malaspina, dejaron un título inmutable en los agraciados de Llanquihue y Chiloé, cuyos herederos han conservado con religioso respeto aquellas propiedades.

En efecto, lejos Chiloé, que abarcaba entonces toda la Patagonia occidental, de la corona de España o del virreinato del Perú, fue autorizado en la persona de sus gobernadores para vender, ceder o conceder los terrenos reales del continente y del archipiélago, desde Nahuelhuapi hasta el Istmo de Ofqui.

Así, ya para pagos de servicios, ya para obtener dinero para las milicias reales, que un día llegaron hasta tres mil plazas, se vendieron grandes extensiones de territorios en aquella zona.

En el continente las propiedades de Pichicolo, de Llancahué, de Cahuelmó, de Bodudahue, de Reñihué y de Aisen, etc., están comprendidas entre estas mercedes o ventas, sintiendo, como chileno, que nuestros sabios ignorasen, en la litis con la Argentina, que el límite Este de estas propiedades era la OTRA BANDA o sea donde se dividen las aguas, cuya delimitación ha sido fijada, reconocida e inscrita desde mil ochocientos setenta y siete y materialmente ocupada desde 1793.

De este modo, la isla de Llancahué, a un paso de Puerto Montt, pertenece desde hace un siglo a particulares y actualmente va a ser trabajada por gentes emprendedoras de esta Capital, que la han comprado con el ahínco de convertirla en una estancia modernizada.

Igual cosa pasa con la hermosa isla de Talcán cuyo título originario, tengo aquí a la mano, desleído y sucio, conjuntamente con las actuaciones judiciales, es el mejor argumento de su tradición, nacida de un remate en almoneda pública.

Y de igual modo llegamos a Tranqui, cuyo titulo primitivo, data de 26 de Enero de 1786 y lo dan a nombre del Rey de España, los señores Antonio Álvarez y la Espada, coronel de los reales ejércitos de Su Majestad, gobernador político y militar y comandante general de la provincia y don Manuel Zorrilla, capitán de infantería e ingeniero ordinario de los reales ejércitos, lo dan, digo, al cacique Levién, por ser práctico y señalero en la exploración Moraleda, cuyos canales australes llevan su nombre.

Este título, jamás discutido, lo tengo aquí, también auténtico para leer «que se le hace merced de la isla de Tranqui al cacique Levién, declarándolo, desde luego, por legítimo dueño de dicha isla para que la goce y posea libremente, pueda venderla, donar, cambiar, enajenar, y hacer de ella a su arbitrio y voluntad, pues desde ahora y para siempre se aparta y desiste su Majestad del derecho, acción y propiedad que a ella tenía con respecto a la incorporación de dichas temporalidades, etc.»

Más tarde; en 1823, fue mutilado este titulo primitivo, según consta del Libro de Mensura General existente en el respectivo Conservador de Bienes Raíces, y con permiso e intervención de Levién, se le cedieron lotes de seis cuadras a las orillas del mar, a treinta y un pobladores, cuyas posesiones conservan.

Levién dejo a su hija única, Mana Ponciana, la isla de Tranqui, con excepción de las 31 ocupaciones cercenadas del titulo primitivo, y esta vendió a don Pedro Antonio Oyarzún y a otros su propiedad indiscutible, que transfirió e inscribió sin dificultad conforme a la ley.

Sin embargo, salta en el camino una duda y la indica, hace quince años, el ingeniero de colonización, señor Fritis, que denunció como bienes fiscales todos los territorios de la isla grande de Chiloé e islotes adyacentes.

La barbaridad era inconmensurable; porque quedaban sin título ciento veinte mil habitantes que habían cultivado la tierra con prescripción inmemorial o habían comprado el suelo desde hace cuatro siglos.

Para los que conozcan a Chiloé, este denuncio, que no califico desde esta tribuna, sembró el pánico, pero luego vino la calma. Uno o dos ministros de la Corte de Concepción, en visita en las oficinas respectivas, ordenaron pasar por alto tal denuncio, que, por lo demás, habría cerrado las puertas de todas las notarías de Chiloé.

Así salvaron su tranquilidad aquellas gentes, conservando su dominio perfecto e indiscutible sobre lo que era y había sido siempre su propiedad, sobre lo que constituía su terruño y formaba las caricias de su hogar!

Y para terminar esta materia que interesa a Magallanes, diré otra vez, que, en Chiloé, gran parte de la propiedad fue cedida o vendida por el Rey de España y por los virreyes del Perú o por los gobernadores del Archipiélago, cuya documentación existe en libros de su tiempo, que se conservan intactos, como testigos elocuentes de que no es posible, ni es decente ni es humano controvertir, por malas pasiones o culpable descuido, un título de propiedad, entregado, mensurado y amojonado por las autoridades competentes de la época.

Y, por eso, son islas particulares: Huar y San Ramón, en Carelmapu; Talcán y Apio en Quinchao; Lemuy y Tranqui en Castro, por no citar cien nombres más, cuya propiedad raíz está tan bien constituida como el Salón en que tengo el honor de conversar con ustedes.

Por eso, también, señores en previsión de cualquier interés malsano y en aclaración de la verdad os traigo y presento estos títulos ahumados y sellados con los primitivos timbres de la Colonia, y reforzados, escriturados e inscritos cuando se estableció el Conservador de Bienes Raíces, como custodia de la tradición de la propiedad.

He aquí (presenta al publico y deja sobre la mesa para su inspección tales títulos) el derecho de propiedad amparado en la tradición, en la prescripción y en las escrituras públicas anotadas e inscritas desde antiguo.

Para evitar dudas o despejar situaciones equívocas y darle a las regiones australes lo que es suyo en la constitución de la propiedad raíz, de lo que depende su industria y su comercio, nos daremos el honor de publicar fotograbados aquellos títulos primitivos, que son, además, una adquisición valiosa para los anales de nuestra Revista, donde ocuparán un lugar preferente para el estudio sano y bien inspirado de los hombres que de veras aman a su país.

Al frente se publica, por hoy, el título fotograbado de la isla de Tranqui, que, como el de Llancahué, Talcán, Cahuelmó, Bodudahue, Pillán, Reñihué, Pudilabquen, Pumalín, Chana y Aysen en el Continente; lo mismo que Inío, Quinlanlar, Coldita Isla, Coldita Continente, Asasao, Yaldad, Cohínco, Píopío, etc., en la Isla Grande de Chiloé, forman una propiedad indiscutible menos por el informe legal de las eminencias del foro, que los han encontrado perfectos, que por su propia tradición de cuatro siglos, invulnerable ante la ley y ante la conciencia más delicada!

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COMERCIO E INDUSTRIA DE MAGALLANES. — La nomenclatura de su industria y comercio será la aseveración práctica del grado de progreso actual de Magallanes. Oíd esta nomenclatura:

El comercio de Magallanes en 1914

3 Bancos.
2 Bodegas públicas.
6 Boticas y Droguerías.
17 Casas importadoras, 1ª clase.
40 Casas importadoras, 2ª clase.
4 Casas Préstamos.
11 Carnicerías 1ª clase.
10 Carnicerías 2ª clase.
3 Cigarrerías.
9 Clubes con restaurant.
139 Despachos de provisiones.
3 Hoteles 1ª clase.
13 Hoteles 2ª clase.
1 Hotel sin restaurant.
15 Hoteles con restaurant, 1ª clase.
6 Hoteles con restaurant, 2ª clase.
336 Hoteles con restaurant, 3ª clase.
6 Jardines de plantas.
4 Librerías.
2 Mercerías.
16 Tiendas surtidas, 1ª clase.
32 Tiendas surtidas, 2ª clase.

Industrias de Magallanes en 1914

12 Aserraderos.
4 Carpinterías.
2 Curtidurías.
5 Fábricas de Carruajes.
8 Fábricas de licores.
2 Fábricas de fideos
5 Fábricas de grasa.
3 Fábricas de conservas.
3 Aserraderos de leña.
1 Criadero de aves.
1 Oficina de mensajeros.
1 Fábrica de escobas.
2 Salones de lustrar calzado.
1 Fábrica de agua para lavar.
1 Lavandería modelo.
2 Frigoríficos.
4 Fotografías.
1 Taller de fotógrados.
13 Herrerías.
6 Hojalaterías.
8 Imprentas.
1 Litografía.
5 Joyerías y Relojerías.
9 Panaderías.
11 Peluquerías.
13 Sastrerías.
13 Talleres constructores.
7 Talleres de pinturas, etc.
4 Tintorería.
33 Zapaterías.
4 Fábricas de ladrillos.
1 Empresa de teléfonos.
1 Astillero naval.
3 Talleres mecánicos y de fundición.

Comerciantes e industriales por nacionalidades y capitales en 1913

A pesar de las dificultades para dar cifras más o menos verídicas de los capitales invertidos en el comercio y distintos establecimientos industriales de Magallanes; sin embargo, agregando al estudio atento del Rol de Avalúos para 1913, el examen de las cifras que nos proporciona la Estadística Aduanera, observaciones personales y otras prolijas investigaciones (informaciones), puede fijárseles a dichas ramos, con bastante aproximación, los valores que les corresponden, según la nacionalidad de sus propietarios.

Así el comercio magallánico puede descomponerse en la forma siguiente:

Alemanes……………………
$  4.490,000
Austriacos……………………
4.140,000
Españoles……………………
3.410,000
Ingleses………………………
2.620,000
Italianos………………………
2.190,000
Suizos………………………
1.810,000
Chilenos……………………
980,000
Suizos [sic]………………
130,000
Argentinos…………………
180,000
Uruguayos……………………
160,000
Otras nacionalidades varias……
110,000
 
-------------
Total……………
$ 19.280,000

[NOTA: La tabla anterior no totaliza correctamente, Ed.]

En los valores anteriores no están incluidos los correspondientes a las sucursales que muchas casas mayoristas extranjeras poseen en los puertos argentinos del Atlántico. Tampoco el valor de los 26 vapores y 20 y tantas embarcaciones menores de 25 toneladas, que con tonelaje total de cerca de 12 mil toneladas, pertenecen exclusivamente a extranjeros. Por último, no han sido tomados en consideración los dos bancos locales, Punta Arenas y Magallanes, cuyas acciones que, en total representan como 4 millones de pesos, significan un progreso real; ni tampoco los grandes vapores de la firma Menéndez y Compañía, que con bandera argentina, hacen el comercio de cabotaje en la Patagonia Oriental Argentina, como los de la firma Braun y Blanchard lo hacen desde Punta Arenas hasta Valparaíso con aplauso nacional.

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LOS INDUSTRIALES DE MAGALLANES. — Clasificados por nacionalidades y según los capitales con que giran:

Alemanes………………
$  2.860,000
Austriacos………………
2.420,000
Italianos…………………
1.090,000
Franceses………………
1.930,000
Ingleses…………………
890,000
Españoles………………
420,000
Chilenos………………
390,000
Portugueses……………
120,000
Uruguayos……………
50,000
Argentinos……………
40,000
Turcos…………………
25,000
Belgas…………………
10,000
Varias otras nacionalidades
15,000
 
-------------
Total……………
$ 10.260,000

En los valores anteriores no han sido incluidos los de la industria ganadera ni sus derivados los frigoríficos, graserías, fábricas de conservas, etc., por figurar ya éstos en los avalúos de las estancias, cuya valorización alcanza a más de cien millones de pesos. Tampoco hemos incluido la Sociedad Ballenera de Magallanes, la Compañía de Luz Eléctrica, ni las Compañías Petrolíferas, ni muchas otras minerías.

Faltará agregar por fin, que el avaluó de la propiedad raíz, ocupada en la actualidad, representa más de doscientos millones y así se colegirá la grandeza y porvenir de Magallanes.

Solamente no hablaré de la industria petrolífera por ser un problema plantado para soluciones cercanas, con cuyo estudio perturbaría o entusiasmaría a las gentes de negocios, indigno objeto de espíritus progresistas.

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INDUSTRIA AVÍCOLA Y MADERERA. — De entre las industrias enumeradas, debo citar, como ejemplo, dos de interés trascendental: la avícola y la madera.

La primera, la avícola, la representa especialmente un gran gallinero a la yanqui, un fundo de sesenta hectáreas de agricultura intensiva, dividido en potreros, casas de inquilinos, casa de administración, etc., que contiene, más o menos, veinte mil gallinas de cría ponedora, que se reproducen artificialmente por medio de incubadoras y que deja cada ejemplar, más o menos, doscientos huevos al año sin ser cubiertas por gallo alguno. El macho no tiene otro empleo que seleccionar ciertas especies raras o interesantes.

Los huevos se guardan de una estación para otra en estanques especiales de agua sometida a una composición química, que impide toda descomposición.

Como el clima es duro en Magallanes, las gallinas, como los individuos, tienen caloríficos idóneos para mantenerse en el justo término medio de vida normal; así no hay enfermedades ni mortalidad que diezmen la hacienda.

Un gallinero de esta clase, donde la gallina cuesta ocho pesos y el huevo veinte centavos, es una hacienda que reditúa interés por partida doble, al propio tiempo de ser una industria digna de ser imitada con provecho en el norte del País,

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La industria maderera está representada en Punta Arenas por doce aserraderos y cuatro carpinterías de primer orden, superiores a todo lo que hemos visto en el País.

Los aserraderos cuentan con elementos de elaboración moderna, con operarios preparados y con secadores de madera, que permiten presentar al comercio un artículo racionalmente apto para la edificación o construcción de muebles.

Actualmente hay invertido en Magallanes un capital superior a 4 millones de pesos, dedicado a la elaboración de la madera, que existe aún abundante y de buena clase.

No quiero contradecir opiniones vertidas respecto de los bosques del sur, su cultivo, sus clases de maderas comparadas con el pino oregón, la peor especie de madera conocida en este ramo de la explotación racional, porque este tema no es del resorte de una Conferencia como la presente; pero me será licito decir y afirmar que tengo a la mano un informe técnico de dos ingenieros especialistas yanquis que han venido a estudiar las maderas chilenas, y que proponen este axioma: «las maderas chilenas bien elaboradas, son la mayor riqueza de Chile, siendo el producto igual y aun superior a todas las maderas conocidas del mundo».

Este informe está dado por uno de los hombres profesionales de mayor estimación en Estados Unidos; lo ha evacuado después de recorrer durante cuatro meses los bosques del sur de Chile, y tiene el mérito indiscutible de haber costado cien mil pesos chilenos este estudio, sin fines ulteriores preconcebidos.

Y aquí conviene desprenderse de todo mercantilismo estrecho para decir, duela a quien duela, que la madera chilena está desprestigiada por el crimen vulgar que se tolera de permitir cortarla en época inoportuna.

— En la Patagonia occidental, entre los grados 42 a 47, y en Chiloé, oídlo bien, yo soy el más perjudicado en afirmarlo por tener, hace cuatro meses, interés en sociedades madereras, se corta la madera en el momento de embarcarla para los mercados del norte del País; de donde resulta que en vez de venderse madera, se expende agua solidificada, que a los rayos del sol de un clima ardiente, se parte, se despedaza, se hace inservible, He ahí nuestro desprestigio.

Por eso, llámense amigos o asociados, los vendedores de maderas de Chiloé, debo declarar que incurren en una falta inexcusable para el adelantamiento público, presentando falsificado un artículo nobilísimo, si se explota en su tiempo y si se vende con conciencia.

Los Poderes públicos deben reglamentar la corta de bosques, para conservar noble el producto de las maderas chilenas, que será objeto de un mercado mundial, explotándose bajo régimen racional.

Magallanes nos da el ejemplo, llevando a los puertos libres del Atlántico argentino, maderas estimadas por su buena preparación, que forman un mercado valioso y serio.

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IGNORANCIA SOBRE MAGALLANES EN EL NORTE DEL PAÍS. — El comercio e industria de Magallanes, expuestos en los cuadros estadísticos anteriores, denuncia, señores, ante el País, nuestra vergüenza.

Hace veinticinco años, todavía en la presente generación — somos testigos los que aquí estamos — Magallanes, Punta Arenas, eran un peladero, decían, cruzado por indios salvajes, diestros cazadores, que ensartaban a los blancos en la punta de sus lanzas, para comérselos vivos de un tarascón!

Era aquella región, como aun es hoy para la atrevida ignorancia de mis compatriotas del Centro y Norte del País, mucho más cruel que la tierra maldita pintada por Darwin y Byron, cuando tuvieron la desgracia de tocar en las playas inhospitalarias y en las ciénagas intransitables de la Patagonia, en hora aciaga para los destinos de mi Patria; porque, desde ese entonces, nuestros sabios de cartón nos enseñaron a odiar, con la leche de nuestras madres, aquellos territorios sembrados, en su imaginación, de antropófagos y de insectos venenosos!

¡Cuan tristes cuadros evoca la mente al pensar en el pasado de Magallanes, escrito en las páginas de nuestros libros de estudio de infancia! ¡Y cuan fantásticas son aquellas prevenciones del ingenio, de la candidez o de la ignorancia!

Sin el atrevimiento de hombres esforzados, extranjeros sin temor en medio de océanos tempestuosos y regiones polares, sumidas en narraciones fabulosas y dantescas, aquellos lugares seguirían siendo hoy para mi País peñascales inabordables de indios salvajes, cuando nunca han sido sino territorios olvidados del Poder Público aun en medio de la riqueza ya dicha, que registra, además, dos millones de ovejas, cincuenta mil vacunos y veinte mil caballares, como testimonio de su grandeza y de su porvenir!

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Tiene Magallanes de veinte años acá, características de progreso insuperables.

Fundó el Estado una Caja de Ahorros y en forma tal concurrieron las gentes a la Caja Nacional de Ahorros, establecida al mismo tiempo por el Banco de Punta Arenas, institución bien cimentada y ordenadamente dirigida, que aquella tuvo que cerrar sus puertas, entregando a ésta la llave de oro del ahorro popular.

Vio un día, antes que en Santiago se pensara en ello, que una ciudad sin alcantarillas era indigna de llamarse metrópoli del Estrecho, y en el acto cavó la tierra y cubrió de cañerías a Punta Arenas, dando así el ejemplo de establecer la primera red sanitaria en el País.

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¿Y cómo no estar en la cúspide de la civilización un pueblo que carece de analfabetos y profesa la sublime religión del antialcoholismo?

He aquí el secreto de su fuerza, conservada y encauzada por directores sanos y morales, que en el comercio, en la industria y en el hogar sienten anhelos del deber y prácticamente lo predican.

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Allá cada uno vive de su trabajo, no se murmura ni se corroe el alma por la envidia del bien ajeno, y por eso se progresa y por eso se levantan fortunas a la sombra de una beatísima paz!

¡Ojalá no llegara jamás el hálito destructor de aquel sosiego, que en el resto del País lo encarna una política mezquina, entrometida hasta en los santos fueros de la conciencia y del hogar!

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LA ADUANA. — Con todo, Magallanes viene a menos!

Un día el poder centralizador, desequilibrado e incapaz como es, concibió la idea de declarar oficialmente el contrabando en Punta Arenas; y fundó la Aduana para sostenerlo y propagarlo.

La fórmula más sencilla, además, para engrandecer y poblar a la Patagonia argentina, en desmedro y con decaimiento de Punta Arenas, estaba perfectamente estudiada con la medida de la creación de la Aduana.

El régimen aduanero de Punta Arenas no puede luchar con las franquicias ilimitadas de los territorios libres de la Patagonia argentina, limítrofe en línea imaginaria de una pampa por medio..., y de allí que la población chilena haya disminuido en la misma proporción de tres mil habitantes que ha aumentado Coile, Santa Cruz, Madryn y Gallegos!

La implantación oficial del contrabando no puede suprimirse mientras subsista la Aduana de Punta Arenas; porque la pampa abierta no puede ser custodiada ni por un ejército de cuarenta mil soldados!

Suprimida la Aduana, el progreso de Magallanes será creciente y su porvenir, la grandeza de Chile. Mantenerla es perseguir un ensañamiento contra el País!

Abandonar a Magallanes a la oleada de los contrabandistas que llenan sus despachines para competir, burlar y arruinar al comercio mayorista es sencillamente la obra de un loco!

Y estamos hartos ya de profecías sobre aquellas tierras, que hace cuarenta años defendió un solo hombre de mi País, don Adolfo Ibáñez, con el calor de un apóstol, y ante cuyo grito de patriotismo no respondieron sino las rocas solitarias del Estrecho, como hoy, en la cuestión aduanera, no ha respondido sino el eco interesado de la inconciencia pública!

Esperamos que de un día a otro ha de brillar de nuevo aurora austral, libre de gabelas, para amarrar a su estancado carro de progreso, con cadena de oro, que necesitamos para levantar nuestro cambio decaído por falta de producción y de verdadera riqueza pública, como la que existe en Magallanes.

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COMISION PARLAMENTARIA. — La Comisión Parlamentaria, que estudió en el terreno los problemas magallánicos, tiene la última palabra, y por ella he de decir, haciendo honor a sus antecedentes y a la perspicacia de quienes la forman, que la Aduana de Punta Arenas, en las sesiones ordinarias de Junio, encontrará helada tumba entre las rachas del invierno de Magallanes!

Esa Comisión, representada por diputados de todos los Parlamentarios, no puede ser desoída, jamás lo ha sido, y menos lo será en este caso en que presentará a la consideración del Congreso un proyecto nuevo, donde se consultan todos los intereses y se satisfacen todos los anhelos.

En efecto, la Comisión tiene el propósito de elaborar un proyecto en que se establezca que el mismo personal de aduana y resguardo, ayudado de cuatro ingenieros, se convierta en oficina de estadística y plano catastral, con el fin de imponer a la Municipalidad el cobro del dos por mil sobre la contribución territorial; debiéndose pagar al Estado medio millón de pesos en reemplazo del actual derecho aduanero, e invirtiendo el sobrante en la edificación de un cuartel, casino para oficiales y demás edificios públicos del Territorio.

Esta solución no hiere ningún interés, conserva una renta mayor para el Estado y prepara, dentro de un régimen autónomo y democrático, una situación brillante para el porvenir de Magallanes.

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El tiempo, señores, se me ha ido ligero, y por más que he omitido detalles y he callado mucho sobre la grandeza y porvenir de Magallanes, para respetar el turno del segundo conferencista, no he logrado darle lugar, en lo que vosotros sois culpables, por haberme alentado a continuar cada vez que quería ponerle término a esta ya larga conversación; lo cual hago con el permiso de repetir tópicos del mismo tema en una de las sesiones venideras, por la numerosa concurrencia que me oye y por el asunto de que se trata, hay interés en escuchar relaciones de tanta novedad!

Voy a terminar, dejando para conferencia posteriores asuntos tan interesantes como el arrendamiento de tierras y jamás la venta de ellas, aborígenes de Magallanes y su indiada existente, cursos especiales de cultivo agropecuario en el Liceo y la edificación inmediata de un cuartel; problemas todos de actualidad palpitante, como diría el digno jefe del Batallón Magallanes, Mayor Espíndola, que sueña con presentar a su guarnición sin harapos, en una casa propia, no en un pesebre mezquino y antihigiénico como ahora está, para vergüenza de nuestra bandera patria, cuyos pliegues gloriosos lo encarna el traje militar y en cuyos soldados de Magallanes contemplamos la energía de la raza, incompatible con la pobreza franciscana a que, indebidamente, se les tiene condenados.

Termino, indefectiblemente …

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Señores:

He viajado con ustedes, por una región interesante ¿no es cierto? Es sensible, sin embargo, que tan bello País no sea parte integrante de nuestra nacionalidad, que nuestros hombres públicos, ciegos de nacimiento, no tengan noción de su grandeza y de su porvenir y que nosotros mismos no lo conozcamos por entero.

Este País, señores, hasta hace pocos años era res nullius, y es fruto del acaso que la bandera inglesa o francesa no flamea sobre sus picachos o sobre sus pampas majestuosas.

Por eso comprenderéis que su Territorio es más desconocido para nosotros que el Congo o la India Oriental.

Y, en efecto, un País en que los enanos y los gigantes andan por llanuras inmensas o navegan por medio de masas informes de ventisquero, donde los bosques submarinos y las selvas antárticas, los obeliscos de granito y las montanas airadas, se suceden con las colinas cubiertas de flores y las planicies pastoriles, donde se apacientan incontables rebaños, cuyas delicadas carnes consumen los príncipes de Inglaterra, pero que repugnan los habitantes de la República de Chile por disposición del legislador, es un País, indudablemente, de las regiones imaginarias del Dante.

No obstante, señores, este País existe como lo acabáis de ver, y su territorio se llama Patagonia occidental, y es rico y es feliz y no está gobernado por agricultores que viven enamorados de la moneda feble de hojalata, despreciada y vil; no. Allá se transige en chelines y libras esterlinas, y gozan sus moradores de ventura, aunque la envidia, ávida ya de aquella grandeza, le ha creado una aduana para llevar a carretadas el papel moneda y desalojar el oro esterlino, como imposición de la miseria que corroa el alma de las clases desvalidas!

Ojalá aprendiéramos de aquel pueblo, cuyo dilatado territorio, con la diminuta población de 25,000 habitantes, tiene una superficie de 171,438 kilómetros cuadrados, que, unida al resto do la Patagonia occidental, se acrecienta en 328,000 kilómetros cuadrados, o sea casi la mitad de la superficie de esta República de Chile que tiene solamente 756,990 kilómetros cuadrados.

Ya veis, señores, como os he conversado de un territorio extraordinario y singular, cuya superficie se equipara a seis Estados europeos, o sea a Rumania, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Portugal y Suiza, y cuyo progreso y cultura están al igual de estas adelantadas Naciones!

En conclusión, señores, perdonad mi franqueza: chileno de verdad, debía exponer, aunque rústicamente, la magnificencia de aquellos sitios, en contraste con el abandono y la desidia del poder centralizador, cuyos hombres son los enanos de los canales patagónicos, donde puede aun estudiarse al ser prehistórico, usando, desnudo el cuerpo, el silex o los dreadnought, como arma, y los homoplatos de los dromedarios como las legitimas palas de nuestra incivílización!

He dicho.

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