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Materiales Históricos de la Patagonia Austral
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Viaje de un Chileno a Magallanes en 1914
Reportajes y discursos de Agustín Gómez García
Capítulo: 

AGUSTÍN GÓMEZ GARCÍA

Nació en Castro el 28 de Mayo de 1870. Fueron sus padres Francisco Gómez Pérez y doña María García.

Estudió en el seminario de Ancud y estuvo allí á punto de ordenarse. Fue en ese establecimiento profesor e inspector general. Manifestó en ese colegio gran lucidez de inteligencia y gran contracción al cumplimiento de sus deberes, al par que una piedad entusiasta y fervorosa. Ya desde entonces se adivinaba al hombre de empuje y de actividad que había de ser más tarde, o sea al hombre que lucha con tesón y perseverancia para abrirse camino en la vida.

Fue alumno fundador del Instituto Pedagógico en unión de otros comprovincianos, y enseñó en diversos colegios, como el Instituto Nacional, el liceo de Aplicación y en el Colegio Inglés.

Fue también escritor y dio a la luz La Novela Contemporánea en España, Metodología de Instrucción Primaria, Tierras Australes, Viaje de un chileno a Magallanes. Compuso igualmente poesías, algunas de carácter religioso.

En política fue una potencia: en varias ocasiones inclinó la balanza hacia donde él quiso. «Durante una veintena de años, (1898-1916) dice Figueroa, su biógrafo, fue arbitro de las elecciones locales y generales, y sus combinaciones y audacias electorales influyeron en la elección de municipales, parlamentarios y Presidente de la República».

Primero fue conservador y después nacional y en ambas agrupaciones ocupó puestos de primera fila.

Su carácter emprendedor lo llevo a fundar el mercado de la Vega que fue el centro abastecedor de frutas, legumbres y productos de todas clases. Allí hizo su fortuna, y de allí también se lanzó a la política hasta llegar a municipal, primer alcalde de Santiago y luego diputado por Chiloé y más tarde, por Santiago.

Dada la rapidez con que Gómez García iba en marcha ascendente a las alturas, nadie habría extrañado que hubiera llegado a ser candidato a la presidencia de la República y que lo hubiera sido en realidad. Tal era el sentir de altos personajes de nuestra política. Pero sombras siniestras, al decir de su biógrafo, obscurecieron la última jornada de su vida. «Sus ensueños de grandeza, dice Figueroa se eclipsaron repentina y sensacionalmente en Noviembre de 1916: se le acusó de haber falsificado títulos de propiedades de los Rabudos, isla de Tranqi, y de que pretendía apoderarse de una parte de la provincia de Chiloé y de la Argentina frente a esa provincia, como heredero de un descendiente de un antiguo cacique llamado José Antonio Levién».

«El denuncio tuvo repercusión internacional. Fue procesado en medio de un clamoreo público, en que intervinieron diversos poderes y funcionarios. Todo se conjuró en su contra: hombres y partidos, tribunales y corporaciones. Su defensa fue laboriosa y perseverante».

«Al cabo de tres años, en Julio de 1919, el proceso tenía 10 mil páginas fuera de anexos, libros y protocolos, y el Ministro de la Corte de Santiago, don Santiago Santa Cruz dictó sentencia condenatoria, que abarcaba treinta y dos páginas».

Así continuó el final de su vida: entre expedientes judiciales, acusaciones y defensas; pero en medio de ello continuaba sus actividades idealistas y se preocupaba de organizar una sociedad petrolífera con capacidad para abastecer el mercado de América».

Y llegó el día fatal: en la noche del 8 de Diciembre de 1926 al atravesar la línea tranviaria de Providencia, fue atropellado y muerto por un tranvía».

Siendo alumno del seminario, compuso fervorosas poesías de un elevado misticismo, en especial las que dedicaba a la Virgen Inmaculada, de la cual era inspirado trovador. Y cayó en el propio día de la fiesta de María Inmaculada, pero no como caen los que no miran hacía un más allá, sino como los que se, preparan para el gran paso con los auxilios que la Religión les ofrece: ese mismo día, evocando los años felices de colegio, comulgó, como cuando era niño, en honor de su divina Madre y Señora. Y de seguro mucho se le perdonó porque amó también mucho, como dice de Magdalena el sagrado Evangelio.

Una de sus poesías compuestas en el seminario trae esta estrofa:

Jamás rinda culto al vicio,
Nunca con rima insolente
Manche la púdica frente
De la inocencia y virtud.
Que en mi pecho no se albergue
Rencor, engaño o perfidia;
Que aborrezca de la envidia
El acíbar destructor.

Son miembros de su antigua y honorable familia los señores David Gómez, que falleció siendo notario de Castro y don Francisco, ex empleado de correos. Algunas de sus hermanas se han consagrado a Dios en el estado religioso.

Bibliografía: Diccionario Histórico y Biográfico de Virgilio Figueroa.


Fuente: «Apuntes Biográficos de personas y familias de Chiloé insular», Francisco J. Cavada (1864-1950), Editorial Nacimiento, Santiago, Chile 1934, pp. 127-130
Original: Cortesía de Nelson D. Álvarez V.