Mortensen << = = Los Antiguos Pobladores del Territorio
Don Ibón Noya
= = >> Patterson

La personalidad de don Ibón Noya ha llegado a destacarse en el territorio de Santa Cruz con caracteres inconfundibles y por ello no es de extrañar la popularidad de que goza y el aprecio grande que tienen por él todos los pobladores de esa región. Es ante todo generoso y como tal se entrega entero a cualquier campaña o actividad que logra despertar su interés. Ama la tierra en que pasó la mayor parte de su existencia y ese sentimiento que ha arraigado muy hondo en su alma, inspira todos sus gestos y actitudes. Su interés personal desaparece cuando se trata del bien general, y así lo vemos en los sucesos trágicos dé los años 1921 y 1922 prodigando su dinero, su coraje y su actividad para que las tropas enviadas por el gobierno nacional a fin de sofocar los movimientos sediciosos que habían estallado en el territorio, pudiesen cumplir con toda amplitud la misión que se les había encomendado. Comerciante, ganadero, hombre de crédito y de responsabilidad, puso en juego todos los recursos que estaban al alcance de su mano, para que el baldón que los sucesos mencionados implicaban para nuestras instituciones y nuestro pabellón, que un grupo de extranjeros desorbitados habían llegado a desconocer y vilipendiar, desapareciese lo más pronto posible de su campo bicolor y la tranquilidad y la confianza volviesen a imperar en la región conturbada por tan trágicos hechos. Y que se jugó por entero en la campaña lo atestiguan los peligros inminentes que corrió su vida y la gratitud que le guardan todos los elementos de orden del territorio.

Presidente del Concejo Municipal en varias ocasiones, de la Liga Patriótica Argentina y de la Sociedad Rural en la actualidad, su gestión en esos puestos directivos se inspiró en el bien público y en el progreso de la región en la que ha desenvuelto desde la niñez sus actividades de hombre fuerte, honesto y trabajador.

Don Ibón Noya nació en España y arribó con los suyos a Puerto Deseado en 1885 cuando apenas tenía ocho años de edad. Su familia y las de Dauchon, País, Vencat y Jenkins venían a la Argentina invitadas por el gobierno nacional, para colonizar los campos de esa zona, de acuerdo con un decreto a que hicimos referencia en otra sección de este libro.

Por la resolución mencionada el gobierno debía entregarles una legua de campo, 250 ovejas, siete vacas, un toro, dos caballos, una yegua, seis gallinas, un gallo y provisiones para un año. Pero las cosas no sucedieron como las autoridades las habían previsto y los animales llegaron a poder de los colonos dos años después de su instalación y entretanto debieron pasar miserias y contrariedades que llegaron a desanimarlos por completo.

Don Luis Noya, que era el jefe de la familia y los suyos, resistieron durante tres años en Deseado esa vida angustiosa; pero al cabo de ellos y como no veía perspectivas claras para el porvenir, se trasladó a Tierra del Fuego, donde a poco de llegar, empezó a ejercer su profesión de constructor.

Allí permanecieron dos años, pasando después a Punta Arenas y de allí a Gallegos. En esta localidad don Luis Noya comenzó la construcción del muelle del puerto, que actualmente pertenece al frigorífico Swift que funciona en esa capital.

En 1890 el padre de la persona que nos ocupa, se dedicó al comercio y fundó la casa que hoy gira en Gallegos bajo el nombre de Várela y Fernández. En 1895 abandonaba estas actividades y elegía las del ganadero, en las cuales su tesón y Constancia debían proporcionarle el éxito ambicionado. Pobló los campos de "Paso del Medio", que fue la herencia que dejó a sus hijos y en los cuales don Ibón, años más tarde, debía desarrollar una gestión tan hábil y progresista, que llegó a colocarlo entre los hacendados de primera línea del territorio.

Fuente: «La Patagonia Argentina», p.137