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Don Roberto Patterson
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Roberto PattersonA poco de llegar al territorio el viajero oirá, sin duda alguna, mencionar el nombre de "Don Roberto", así sencilla y campechanamente, porque su popularidad es tanta que hace ya muchos años que los habitantes de Santa Cruz, con esa familiaridad característica de la campaña, le apearon el apellido en señal de cariño y antepusieron a su nombre la partícula que implica respeto y consideración.

Y don Roberto Patterson — que es el aludido — justifica, a poco de tratarlo, el cariñoso tratamiento campesino. Ancho de espaldas, bien plantado, su personalidad física trasciende salud y confianza en sí mismo. En sus facciones juega siempre la sonrisa optimista del triunfador y de sus labios fluye la charla amena y chispeante, propicia a la "agachada" y al chiste fácil, pero de buena ley. Es bueno, además, y liberal de alma y de bolsillo, ¿puede extrañar, pues, su popularidad?

Don Roberto Patterson salió en 1890 de las Malvinas con destino a Punta Arenas y a principios del año siguiente se dirigió por tierra a San Julián. Viajar en ese tiempo constituía una verdadera aventura. La marcha debía hacerse a "lomo de buen rocín", cortando campo, y guiándose en la pampa por el instinto o la brújula, más por el instinto que por la segunda, casi con seguridad. Además, como no había en ese entonces estancias hospitalarias que brindaran al viajero cama para sus molidos huesos y pitanza para su huero estómago, las noches debían pasarse a la intemperie, al reparo propicio de algún cañadón, durmiendo sobre el duro suelo y alimentándose con el trozo de carne que pendía de los tientos del recado.

Después de quince días de marcha, don Roberto llegó a San Julián, donde empezó en seguida a buscar un pedazo de tierra donde establecerse e iniciar sus tareas. A 14 leguas al Norte de ese puerto lo halló y en 1892 él y su hermano Guillermo fundaron allí el hoy próspero establecimiento denominado "Mata Grande".

Pero don Roberto era hombre de más vastas aspiraciones y sobre todo tenía confianza en sí mismo y en el porvenir del país en que trabajaba. Quería ampliar su radio de acción y así lo hizo. En 1907 formó con sus amigos Juan Frazer y Cecil Witters la estancia "Mulak Aike" y en 1911 la llamada "Lai Aike" en sociedad también con otras personas de su amistad.

Actualmente el señor Patterson dirige los establecimientos citados, con la energía y actividad que caracteriza su primitiva obra de "pioneer", y los dota de todos los elementos que puedan contribuir a hacer más proficua su producción; pero esa tarea no obsta para que contribuya con su nombre, su experiencia y su capital, al desenvolvimiento de otros negocios comerciales que pueden redundar en beneficio de la región en que se ha establecido.

Fuente: «La Patagonia Argentina», pp.137-138