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Enfermedades de las Aves y sus Remedios

Cólera. — Para combatir el cólera de los pollos parece infalible este remedio, el cual es útil para toda clase de enfermedades y de toda clase de aves: en un decalitro de trigo, maíz, o lo que sea, con que se alimentan las aves, se echan dos puñados de cal apagada en polvo y se mezcla bien para que quede bien adherida. Se sigue este tratamiento durante una semana y desde el primer día la enfermedad se ataja, disminuye y desaparece totalmente. Se puede usar también como remedio preventivo.

Coriza. — El coriza contagioso va precedido siempre del sencillo. Se los trata a uno y otro con lavatorios repetidos de los ojos y cavidades nasales, con una disolución acuosa de sulfato de cobre al 4 por 100.

Difteria. — Ocupa el primer lugar en gravedad. Se pondrán las aves enfermas en lugar seco y se les paseará por la garganta un pincel grueso, empapado en tintura de yodo, lavándoles los ojos con disolución acuosa de ácido bórico al 5 por 100. También es bueno el zumo de limón para alternar con la tintura de yodo en los embadurnamientos de la garganta, y mejor el alcohol alcanforado a saturación y al que se añadirá al 5 o 6 por 100 de ácido fénico líquido. Si el animal come se le dará alimento cálido y hasta infusión de café para beber, alternando con limonada cítrica o sulfúrica azucaradas. El gallinero se desinfectará con ácido nitroso, o sean los vapores rojos que se elevan echando ácido nítrico (agua fuerte) sobre alguna pieza de cobre puesta en una cazolilla; cuidando de cerrar la puerta inmediatamente, para que los vapores permanezcan en el local, y trasladando a otros todos los animales sanos.

Diarrea. — Enfermedad frecuente en los pollos, a los que se cuidará de lavar el orificio anal, con agua de cal, mejor que pura, y se les dará a beber agua con 10 gramos de sulfato de hierro (caparrosa verde, no caparrosa azul, que es la venenosa, piedra lipiz), por litro. Se pondrán los pollos en sitio seco y abrigado, y se les darán huevos duros picados con carne cocida y un poquito de polvo recomendado para el tratamiento del cólera de las gallinas. Los animales adultos sacan ventaja del aceite de ricino como purgante.

Estreñimiento. — Arráncanse las plumas de alrededor del ano, y se unta éste con aceite de olivas o de almendras. Lavativas emolientes. Bebidas aciduladas y amasijos de verduras cocidas.

También se da pasta de harina de trigo, miel y dos gramos de crémor de tártaro soluble (bitartrato potásico), para una vez como purgante. Se previene este mal dando siempre a los animales alguna verdura y salvado amasado.

Gota y raquitismo. — No hay mejor medida en tales casos, al pensar en dichos enfermos, que deshacerse de ellos.

Helera. — Grano materioso que aparece en la rabadilla de algunas aves, y que exige ser abierto a punta de tijera u otro modo, y aplicar aceite con ceniza sobre la herida.

Indigestión u obstrucción del buche. — Se da todos los días una cucharada grande de agua salada.

Lombriz roja. — Enfermedad causada por este parásito, que anida en el buche de las aves. Hay que aislar los animales enfermos y darles a beber una disolución de 2 gramos de salicilato de sosa por cada litro de agua, desinfectar el gallinero con ácido nitroso; obteniendo como se dijo al hablar de la difteria, y someter a los animales enfermos a la inhalación de humo de azufre (ácido sulfuroso), en un recinto cerrado, donde se haya quemado azufre con la anticipación suficiente para que el gas se haya difundido por el aire de la habitación y pueda ésta haberse encargado de él por igual, pero de modo que resulte todavía respirable; asegurándose de ser así antes de dejar encerrado allí al animal en tratamiento. Se acostumbra también dar a los pequeños ajos picados, incorporados a las pastas alimenticias, así como hacerles tragar polvos de asafétida y genciana, mezclado a partes iguales, y aceite de ricino.

Moquera. — Enfermedad contagiosa, caracterizada por un flujo de nariz, cuyo tratamiento es el mismo de la oftalmía.

Oftalmía. — Aislamiento de los enfermos para evitar el contagio. De alimentos amasaduras cálidas, casi líquidas, y como medicina dos o tres lavatorios diarios a la cabeza y pescuezo, con agua de sal, en que se vierta cierta cantidad de espíritu de vino alcanforado y un poquito de álcali volátil (amoniaco líquido).

Pepita. — Es la ulceración de un pequeño cartílago de la punta de la lengua. Es bueno pasear por la lengua un pincel empapado en zumo de limón y tocarla con la piedra lipiz alguna vez. Ayuda a la curación el uso comedido del aceite de ricino, dado como purgante.

Picoteo. — Manía de ciertas aves, que consiste en arrancar las plumas a las otras. Se combate dándoles salvado amasado con sangre de vaca o carnero cocida y agua, o con sangre líquida, porque se atribuye a una rara debilidad. También se suele añadir a esta pasta algo de flor de azufre; no faltando quien les eche plumas picadas en el alimento para que las aborrezcan.

Sarna. — Fricciones repetidas con petróleo puro, mejor con una pomada hecha con 8 partes de manteca, 2 de flor de azufre y una de sub-carbonato potásico (pomada de Helmerich). El ácarus de la sarna muere así inmediatamente y queda curado el animal.

Tos. — Purga con el mismo aceite de ricino y el polvo tónico, recomendado contra la diarrea y el cólera gallináceo.


p.169   p.170   p.171   original(es)