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Materias
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Producción de leche y de carne
El estudio de los diferentes detalles en la conformación de un animal es de más importancia de lo que a primera vista parece, pues aunque es verdad que dicha conformación no indica necesariamente la utilidad del animal, no obstante señala de una manera positiva sus méritos y defectos.
Por el examen crítico de las partes exteriores del animal se puede tener una idea bastante correcta de su organismo interno.
El estudio de los diferentes detalles y su relación entre uno y otro dará o proporcionará al ganadero una idea de la importancia de simetría, calidad y mecanismo del animal.
El que se de cuenta de todos los órganos del cuerpo que están armonizados y proporcionados según ciertas leyes, verá enseguida que el mecanismo animal y la simetría son cualidades que hay que someter a la más escrupulosa consideración. Se convencerá asimismo de que un órgano defectuoso influirá en todos los otros órganos del animal, en proporción a su importancia, y apreciará entonces solamente que donde hay perfecta armonía y cada órgano funciona con la mayor fricción se podrá obtener el mayor vigor y resistencia.
La conformación del animal nos facilita el descubrimiento de enfermedades ocultas, tales como las de naturaleza escrofulosa.
El estudio de conformación educa la vista para discernir y calcular la influencia detractora de un defecto existente y es, por lo tanto de inmenso valor para toda persona que se dedique a la explotación de cualquier ramo de la industria ganadera.
Los signos exteriores de un animal, cuando su verdadera importancia es conocida, ayudarán al ganadero a determinar las condiciones especiales que reúne dicho animal para su objeto dado.
Mientras no se posean conocimientos de conformación o sea uno capaz de notar defectos en un animal vivo, no es probable que se tenga buen éxito como criador o cebador.
La cabeza de una res productora de carne debe ser corta y compacta, mediana de tamaño, de aspecto refinado, de contornos vivos y frente ancha que indique un cúmulo de fuerzas nerviosas. Los ojos serán grandes y claros, las orejas finas y cubiertas de pelo sedoso, la boca grande, el hocico mediano, la quijada maciza, los tarros medianos.
El ojo es un factor muy importante para determinar el temperamento de un animal. Su transparencia, viveza y tamaño indican el grado de energía y temperamento nervioso.
Un ojo que presente mucho blanco en su derredor o con una pupila reducida y ojo contraído, por lo general, indica un temperamento irritable, y de consiguiente será un mal candidato para la ceba.
Una frente ancha y alta denota energía nerviosa perfectamente equilibrada, que influirá en la digestión, asimilación, circulación y otras funciones del organismo animal.
La nariz de la res productora de carne, si es demasiado grande indica predisposición a enfermedades escrofulosas y pérdidas innecesarias de los alimentos.
Si demasiado pequeña, no habrá amplitud suficiente para el debido desarrollo de los pasajes o conductores de aire, e indicará debilidad hereditaria. En tales circunstancias, los pulmones no recibirán el aire suficiente para completar la oxidación de los alimentos, lo que debe suceder con rapidez en los animales que consumen mucha hierba.
El pescuezo del animal de carne es relativamente más corto y compacto que el de leche; la parte superior o sea el morrillo es mucho más marcado y los contornos de la parte inferior son bastante más rectos, siendo el conjunto uniforme y macizo hasta la unión del tronco.
El pescuezo de la res productora de leche es más largo, ovalado y redondo, pero un poco menos que los productores de carne, la línea inferior no es tan recta y el conjunto carece de la solidez de contornos del anterior.
Un pescuezo largo indica debilidad constitucional, especialmente si no está en proporción con las otras partes del cuerpo.
Las circunferencias del animal de carne están especialmente caracterizadas por la igualdad y redondos de sus contornos. La circunferencia de la región del ombligo debe ser amplia, pues indicará la capacidad digestiva y reproductora del animal.
El ombligo en sí debe estar bien desarrollado por el motivo de su tamaño, hasta cierto punto indica la cantidad de alimento proporcionada al animal antes de nacer y por consiguiente medirá su constitución. Este detalle no debe pasar desapercibido nunca, pues debemos asegurar por observaciones propias que un ombligo bien desarrollado al nacimiento es un signo bastante positivo de un desarrollo vigoroso en lo futuro.
Los que nunca han estudiado el asunto de la maternidad, no pueden darse cuenta de lo seriamente que puede ser afectado el último desarrollo del feto por la interrupción temporal de la vía umbilical.
El lomo de una res productora de carne debe formar una línea casi recta desde la base del morillo hasta la raíz de la cola.
Se diferencia del animal de leche en que éste tiene la parte superior del pescuezo mas pronunciada; y la línea que parte del morillo a la cola no es tan recta sino cóncava.
Existe una diferencia bien marcada en los contornos del lomo de los tipos de carne y de leche, en el primero el lomo debe ser ancho, sin protuberancias y perfectamente lleno de carnes, que ocultará de la vista la columna vertebral en toda su extensión.
En cambio en el segundo, la parte superior de las paletas y la columna vertebral estarán descubiertas y visibles en todos sus contornos.
Un animal de carne mirado lateralmente o de lado casi es cuadrado, llenando por completo un paralelogramo, si sus patas y cabeza fuesen cortadas.
Mirado desde atrás se observará que es igualmente cuadrado y macizo en sus contornos.
La vaca de leche no llenará ni lateralmente ni posteriormente un rectángulo trazado de igual forma que el anterior animal.
Entre varios caracteres que distinguen los animales de carne y de leche, debemos señalar el escudo de Guénon, cuya forma más o menos pronunciada indicará la aptitud del animal para la mayor o menor producción de leche.
Se llama escudo de Guénon la parte de la piel comprendida entre la cola y la ubre, recubierta de pelos finos dirigidos de abajo hacia arriba en vez de estarlo de arriba abajo, como en las demás partes del cuerpo de la res. Cuanto más extenso y regular en su formación en el escudo, tanto mayor es la aptitud lechera de la vaca.
Otro de los signos que invariablemente señalarán un animal productor de leche es el desarrollo de las venas de leche, esas venas que gradúan la capacidad productora de la ubre, deben tener un curso bien marcado en el vientre de la vaca penetrando por un orificio amplio y desapareciendo en la región del corazón.