Nació en la provincia de Schleswig-Holstein en 1865. Vino al país en 1883, trabajando por algunos años en el Rosario como empleado del Ferrocarril Central Argentino. En 1886 resolvió ir a Méjico; pero la peste de cólera que estalló en Buenos Aires le impidió realizar su propósito. Imposibilitado para salir del país y con ansias por otra parte de viajar y de ampliar sus actividades en alguna empresa digna de su voluntad y de sus energías, se embarcó con tres compañeros en el antiguo "Villarino", que en esos días debía zarpar para Río Gallegos.

Llegó a su destino en 1887 y en seguida forjó el proyecto de hacer una expedición a la cordillera, para lo cual adquirió en aquel puerto los caballos necesarios para intentar la aventura.

En la zona de los lagos se encontró y trabó amistad con el capitán Castillo, que había sido enviado por el gobierno argentino para explorar aquellas desconocidas regiones. El temple de voluntad del señor Hamann concordaba admirablemente con el espíritu audaz del mencionado capitán y en la intimidad del campamento forjaron el proyecto de remontar el río Gallegos hasta su desembocadura si era posible. Al efecto, construyeron una canoa con troncos de árboles a la manera india y en ella embarcaron acompañados de un peón, mientras el resto de los miembros de la expedición seguían a la embarcación por tierra.

Después de incontables peripecias llegaron más o menos a la altura de Güer Aike, es decir, a muy pocas millas de la desembocadura del río en el mar, dejando por tanto cumplido ampliamente el raid proyectado.

En 1890 el señor Hamann pasó a Punta Arenas, donde instaló un aserradero y en 1907, decidido a dedicarse a las tareas rurales, pobló los campos que constituyen su estancia "Laguna del Oro", a la que este meritorio poblador dedica en la actualidad todas sus actividades.