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Materiales Históricos de la Patagonia Austral
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Declaración de Juan Drake ante la Inquisición de Lima
El viaje desde Inglaterra hasta el Pacífico vía el Estrecho de Magallanes, 1578

VERSIÓN MODERNA

Enlaces rápidos:   Plymouth   Mogador   Cabo Verde   Río de la Plata   Bahía de Lobos   San Julián
   Estrecho de Magallanes   Isla Isabel   Tierra Incógnita   Mar del Sur

Primera Página

...
Descargo
Preguntado por el descargo de su vida dijo que:
nació no sabe si en Taistoc [Tavistock]
o a una milla de allí en casa de sus padres y de seis meses le llevaron
a casa de su abuela Margaret y allí se crió hasta los ocho años y después
estuvo en casa de la dicha su madre como año y medio después siendo de
edad de diez años le llevó consigo al dicho capitán Francisco su primo
y siempre anduvo con él y le servía de paje y fue con él a un
viaje a Irlanda, y después siendo este confesante de catorce
o quince años vino con el dicho capitán Francisco en un viaje que salieron
de Inglaterra del Puerto de Plemu [Plymouth] cuatro navíos y un
patache pequeño de diecisiete toneladas y el dicho Capitán
Francisco era general de ellos, y venían por capitanes de los dos navíos
de Armada Joan Huinter [John Winter] que era el Almirante y Juan [John] Thomas
capitán y el dicho navío era de bastimentos y no traía capitán
mas de que el más principal de los que venían en él se llamaba Juan gesta [John Chester]
y el patache venía también sin gente de guerra, y todos los
dichos navíos traían de gente de guerra y marineros ciento
cuarenta hombres, y la capitana traía dieciocho piezas
de artillería y el Almirante dieciséis, y el otro navío de Armada
traía dieciséis y el de Bastimentos cinco piezas, y el patache
traía algunos versos [¿?] y traían todo género de armas y cuatro
o cinco diferencias de fuego que eran unas balas para arrojar
a mano con unos clavos para que se clavasen donde cayesen flechas
para quemar las velas y para hinchar en los navíos para quemarlos
y piezas de fuego y otras suertes que no sabe este confesante
que mixturas traían más de que eran de pólvora y se hicieron
algunas antes de que salieran de Inglaterra, y otras hicieron los
lombarderos en el navío, y que de las armas que más usaban
eran los arcabuces, y que esta armada fue procurada por el
capitán Franco no sabe por quién mandado, y salieron de Plemu [Plymouth]

Segunda Página

por fin de diciembre y este confesante iba en la capitana sirviendo de paje
al dicho capitán Francisco y entiende este confesante que cuando salieron
de Inglaterra no había dos hombres en la armada que supiesen dónde
iban ni este confesante lo supo; y la primera Tierra que reconocieron
fue una isla pequeña junto a Berbería llamada gomodoro [Mogador] y allí
tomaron tierra; y de madera labrada que traían de Inglaterra
hicieron una pinaza que los españoles llaman lancha y que tuvieron
en hacerla nueve días al cabo de los cuales se embarcaron y fueron
a Cabo Verde, a una isla llamada isla de Mayo, y allí tomaron
agua y algunas cabras que hallaron; y que la dicha isla
era poblada de portugueses y estuvieron allí un día o dos, y sin tomar
otro puerto fueron al Río de la Plata y en el camino toparon un
navío de portugueses que estaba en calma y sin que se defendiese
le tomaron, y había en él como treinta o cuarenta hombres pasajeros
y mercaderes y marineros y les tomaron el navío y la hacienda
y al piloto de él, que se llamaba Silvestre [Nunho da Silva], y era portugués y para en qué
Este Silvestre se llamaba Nuño
de Silva, el cual habiéndole dejado
después en el Puerto de Guatalco [Huatulco]
fue preso por los Inquisidores de Nueva
España [México], y le penitenciaron
públicamente porque fue testificado y
él confesó haber comulgado
al modo de los dichos ingleses
luteranos y [...] con qué
le hicieron fuerza y negó
la intención.
se fuesen los dichos portugueses les dio la dicha lancha, y el capitán
Francisco entró en el dicho navío portugués con el dicho piloto
portugués y otra gente y se fue en el dicho navío hasta el Río de
la Plata y surgieron en el cabo de Santa María en la Tierra Firme
y estuvieron allí tres días tomando agua y leña y no había otra
cosa, que era despoblado, y llegaron a un puerto llamado Bahía de
Lobos
, que estará como cien leguas antes del estrecho, y allí deshicieron
el navío de bastimentos que llevaban, y tomaron parte de la
madera de él para el fuego que hacía mucho frío y el capitán
Francisco le puso el nombre de Bahía de Lobos porque en ella había muchos
lobos; y estuvieron allí un mes haciendo carnaje de lobos, y comían de
los mismos lobos, y tomaron agua de un arroyo que por allí venía
por entre dos cerros, y salía el dicho arroyo de una laguna que
estaba a una milla de allí, en la cual había cantidad y diversidad

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de patos [pingüinos], y un día parecieron allí cerca como sesenta indios desnudos,
aunque algunos traían como medias camisetas vestidas, que parecían
de pluma, y arcos y flechas y se llegaron donde estaban los ingleses
y hablaron y todo el día y la noche estuvieron cantando y bailando
y los dichos indios no dieron ni ofrecieron nada a los ingleses y recibieron
de ellos carne de lobos, y la comieron casi cruda, y para tomarla
volvían el brazo y mano hacia atrás todo lo que podían, y de esta manera
tomaban lo que les daban, y volvieron otros dos o tres días, y de noche hacían
fuego en un corro, y era gente mediana estatura, sin barbas, el cabello
largo sobre los hombros, y no entendieron nada de lo que hablaban y últimamente
vinieron tres indios, y estando el capitán Francisco descuidado
uno de los dichos indios le arrebató el bonete de la cabeza, y se fueron
huyendo y queriéndole tirar un inglés le mandó el capitán que no
matase por un bonete a un hombre, sino que, si le cogiesen, le azotasen, y tornándose
a llegar cerca, arremetió a prenderle un irlandés y le asió de
una manta de pellejos que llevaba y se le quedó un pedazo en la mano
y diciendo el indio por señas que porqué le habían hecho aquello
y respondiéndole por señas que por haber quitado el bonete, el indio
se dio a si propio [a él mismo] con la punta de la flecha en las piernas hasta que
se sacó sangre, entendiendo los ingleses que hacía aquello como para
satisfacerles de lo que había hecho. y que el dicho capitán Francisco ya venía
en su navío capitana desde el Río de la Plata y el piloto portugués
se iba en su navío, y con esto salieron de la dicha Bahía de Lobos.
Y llegando aquí por ser tarde, dada la hora, cesó la audiencia y el
reo fue mandado volver a su cárcel, pasó ante mí, Gerónimo de Eugui, secretario

Audiencia
En la ciudad de los Reyes a ocho días del mes de enero de mil quinientos y o
chenta y siete años el señor licenciado Antonio Gutiérrez de Ulloa
estando en su audiencia de la tarde mandó traer a ella de las dichas cárceles
al dicho
Joan Drac [John Drake] y estando presente, le fue dicho que so cargo de su Juramento diga verdad

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y prosiga en lo que iba diciendo esta mañana del discurso de su vida.
Dijo que desde la Bahía de Lobos que está a cuarenta y ocho grados fueron
al Puerto de San Julián que está en cuarenta y nueve grados, y le llamó así
Magalllanes, según consta de la carta, y es puerto despoblado y peligroso al entrar
por unos bajos que tiene, y después allá dentro es muy bueno; y allí estuvieron
a lo que oyó decir después cuando de ello trataban — que habían estado en este
puerto mes y medio, y yendo el capitán Francisco y otros, en un batel bajando
el Puerto, que era grande, en busca de agua y no hallándola parecieron
en tierra tres gigantes mozos, que los dos traían arcos y flechas
y otro venía sin armas, que era mozo muchacho [joven] y estuvieron hablando por
señas con ellos, e hicieron que un inglés tirase con el arco que llevaba,
y parece que los dichos gigantes se espantaron que un hombre pequeño tirase
tanto, y también tiraron los dichos gigantes; y habiendo llegado allí
un gigante viejo habló a los otros gigantes, como enojado, y azotaba
un perro pequeño que traía consigo, para que mordiese al capitán Francisco
y habiéndose quebrado la cuerda del arco se venían, y uno de los gigantes
le dio un flechazo por la espalda, que le salió a un brazo
y al sgto [¿sargento?], que era flamenco, le dieron otro flechazo por los pechos el que
cayó luego muerto, y al del primer flechazo le dieron luego otro por
los pechos, de que murió después; y el capitán Francisco dio un arcabuzazo
a uno de los dichos gigantes, del que le vieron caer muerto
y con esto se retiraron al navío — y de allí vieron después tres o cuatro
gigantes juntos, y algunas veces dos, y estando en este puerto el dicho
capitán Francisco mandó degollar a un caballero inglés, llamado Tomás [Thomas Doughty]
dícese porque amotinaba a la gente, y después dejando el navío portugués
en el dicho puerto, deshaciendo parte de él para leña entrando el
Piloto portugués en la Capitana se fueron con tres navíos, y sin
parar fueron costeando hasta el estrecho que está en cincuenta y dos grados;
y al principio de él halló tres islas pequeñas y en ella surgió, y la
llamó Isabel — y allí hallaron muchos patos sin pluma [pingüinos] que no

Quinta Página

vuelan, aunque huyen caminando por tierra todo lo que pueden —
aun que los alcanzan los hombres, y crían debajo de tierra en cuevas;
y de los patos hicieron matalotaje en siete días que allí estuvieron
y de allí, pasaron adelante, y como nueve o diez leguas que sería
al medio del estrecho hallaron otra isla, a la cual arribaron
porque el viento no los dejaba pasar adelante — que era norte —
y así, el capitán Francisco, a aquel paraje [llamó] cabo contrario y estuvieron
quince días procurando pasar, y al cabo de ellos volvió el viento
sur, que era bueno, y pasaron; y en estos días vieron fuegos
de una parte y otra del estrecho, y había diversos pareceres sobre
si la tierra que está de aquella parte del estrecho que llaman
incógnita era isla o tierra firme, y más adelante hallaron
que hacía por entrambas partes espacio de media legua y eran
muy hondas, que aunque echaban la sonda no hallaban suelo
y cerca de aquella isla en la tierra incógnita surgieron
en una bahía pequeña donde tomaron agua y leña;
y desde allí, fueron navegando y no hallaron isla alguna
hasta el mar del sur, y el dicho estrecho de allí adelante seria
de tres leguas, por lo más angosto, y de seis, por lo más ancho;
y en aquella isla, que estaba en medio, hallaron dos canoas
y habiendo tomado una, vinieron de la tierra unos
indios pequeños y desnudos, y ellos ofrecieron al capitán Francisco,
carne de lobo — y les devolvieron la canoa, y no tomaron la carne
por no ser buena; y todos tres navíos salieron al mar del
sur — y la tierra del estrecho, desde mediado de él, hacia la mar del
norte, es todo tierra baja y llana por algunas partes, y lo demás
hacia el sur, es tierra muy alta y montañosa, sujeta a vientos
y tormentas, y toda tierra muy fría — y salieron al
mar del sur y se metieron cincuenta leguas a la mar

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donde hallaron grandes tormentas, y huyendo de ellas volvieron
a reconocer la tierra del estrecho; y una noche habiendo estado todos tres
navíos, uno de ellos, del que era capitán Juan [John] Thomas, no apareció a la
mañana, ni más pareció, ni supieron si se perdió, ni que se hizo — y habiendo
andado por allí algunos días con las dichas tormentas, el dicho navío,
que era el Almirante, dijo que no quería seguir al general, y se
tornó a entrar por el estrecho, y no le vieron más; y estando solo
el capitán Francisco con su nao, pasó de aquella parte del estrecho — el
cual, por el sur, está en cincuenta y tres grados, y por la del norte, en cincuenta
y dos, o en cincuenta y dos y medio, hacia la tierra incognita;
y tomó puerto en cincuenta y cuatro grados, detrás de una isla,
y los vientos, que eran muchos, los echaron de allí y surgieron en
otro Puerto, en una isla donde tomaron agua y leña, y hallaron
muchas yerbas, las cuales cocían para comer, y una de
las dichas yerbas, por haber oído el capitán Francisco que era medicinal
hizo sacar mucho zumo de las hojas de ella, y la daba
en vino a los enfermos que casi lo estaban todos, con las piernas
hinchadas y las encías, y todos sanaron de aquella enfermedad
excepto dos, que después murieron; estando surtos y en este puerto
les dio una grande tormenta que les quebró un cable y le perdieron
con él una ancla y se fueron en cincuenta y seis grados donde
hallaron una isla muy buena donde surgieron y tomaron agua y
leña y algunas yerbas que conocían, y allí hallaron unas canoas
sin gente, y volviéndose de allí, en cincuenta y cinco grados, hallaron
una isla, toda cubierta de patos, y se proveyeron de carne de ellos
y teniendo buen viento recio, vinieron sin tomar tierra, ni verla
hasta la isla de la Mocha en Chile, que está en treinta y ocho
grados, y antes de tomarla, teniendo mucha tormenta, no viendo
tierra en muchos días, tuvieron sospecha si andando entre aquellas
islas del estrecho se habían tornado a la mar del Norte
hasta que vieron la dicha isla de la Mocha. ...

FIN DE TRANSCRIPCIÓN