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Bañando ovejas |
Este establecimiento está situado en la zona Sud
del río Santa Cruz y a dos leguas y media escasas del puerto
del mismo nombre. Su ubicación, por la circunstancia apuntada,
es excepcional, ya que la evacuación de sus productos puede efectuarse
rápidamente y con gran economía. El factor distancia que
hace tan onerosa la explotación de los establecimientos alejados
de la costa, queda suprimido casi en absoluto en "La Vega",
y así sus presupuestos comunes de administración, sin
el peso del rubro acarreo que insume una parte considerable del producido
de la industria, tienen forzosamente que ser en general bastante reducidos.
Con un camión automóvil esta estancia hace cómodamente
y en poco tiempo, el transporte de la lana y demás productos
hasta el puerto de embarque y es evidente que ello no puede menos que
redundar en beneficio de los mismos, porque se evitan las largas permanencias
a la intemperie y el excesivo manipuleo de los fardos.
"La Vega" se compone de 37.000 hectáreas
de campo en propiedad, todo alambrado y dividido en ocho potreros. Los
pastos son los comunes de la región y en cuanto a aguadas, tiene
varios manantiales y algunos jagüeles, éstos provistos de
sus respectivos molinos, tanques y bebederos. Además, el campo
tiene dos leguas de frente sobre el río Santa Cruz.
Las instalaciones son excelentes y han sido construidas
sin omitir gastos. En el casco de la estancia además de las casas
destinadas al propietario, al administrador, a los peones y a los esquiladores,
se halla ubicado el galpón de esquila, que es amplio, Cómodo
y ventilado y se halla provisto de todo lo necesario para efectuar ese
trabajo a máquina. En las inmediaciones se encuentran también
el garage, la caballeriza, un galpón para carneros finos y un
depósito para forrajes.
El bañadero para lanares es del tipo común
usado por los hacendados del territorio y cuya eficacia ha sido probada
por una larga experiencia. El secadero y corrales anexos, permiten por
su tamaño, realizar una faena rápida y sin contratiempos.
En otros puntos del campo se han ubicado dos puestos
provistos de una instalación completa de baños y corrales,
necesarios, por otra parte, dada la gran extensión del terreno,
favorable a una dispersión excesiva de los animales.
Dentro del perímetro de "La Vega" se
cultivan cinco chacras que producen principalmente alfalfa y hortalizas,
y cuyos rendimientos han sido hasta ahora excelentes. Todas ellas tienen
algunos frutales y plantaciones de sauce, álamos, etc.
La chacra que corresponde al casco de la estancia es,
fuera de toda duda, una de las mejores que existen en el territorio.
El señor Piedrabuena le ha dedicado una buena parte de su celo
y su actividad y así ha logrado rodear su morada campesina de
una vegetación que hace más pintoresco y agradable el
lugar en que se halla y que sirve al mismo tiempo para hacer destacar
favorablemente las líneas sobrias de las construcciones principales.
En esta chacra el señor Piedrabuena ha plantado
cerca de doscientos frutales, la mayor parte de los cuales Se hallan
en plena producción. Recientemente se han agregado plantas de
membrillo y ciruelas, etc., que viven en buenas condiciones y seguramente
darán frutos a su debido tiempo. Se cosechan también con
muy buenos resultados, frambuesas y frutillas.
Como es natural, dadas las condiciones del suelo y los
rigores del clima, estos resultados no se han conseguido sino después
de una labor paciente y constante. Es notorio que los vientos fuertes
del Sud y del Oeste que soplan en el territorio, principalmente en verano,
hacen casi imposible todo intento de formación de chacras y de
quintas. Los hacendados que a pesar de ese factor desfavorable, lograron
aclimatar en sus estancias plantas y árboles, tuvieron, para
lograr su propósito, que hacer ingentes gastos y desarrollar
una labor intensa que, generalmente, no era compensada por los resultados
que se conseguían. El riego y el reparo son condiciones indispensables
para que en las tierras del territorio prospere una huerta y no en todas
partes es posible llenarlas. Un manantial cercano puede proveer del
agua necesaria; pero el resguardo contra los vientos no se consigue
sino cuando se ha logrado la formación de una tupida cintura
de árboles frondosos, que es lo más eficaz, o se han construido,
lo que es muy costoso, cercos artificiales que atenúan en algo
la fuerza de los vientos. Pero no basta con esto. Hay que cuidar con
suma prolijidad cada una de las plantas, cubriéndolas en las
noches crudas y formando reparos especiales para aquéllas que
en el proceso de su crecimiento requieren calor y abrigo. El menor descuido
puede implicar la pérdida total de la quinta o la muerte de ciertos
ejemplares que habían costado rudos sacrificios y en los cuales
llegaron a cifrarse muchos optimismos y esperanzas.
Insistimos sobre este asunto, en la apariencia de poca
monta, porque después de viajar por todo el territorio hemos
podido palpar el interés que los hacendados le dedican. Un árbol
en esas pampas abiertas y monótonas es un compañero y
un descanso a la vez para el ánimo y la vista. Todos han tratado
de rodear sus moradas rurales de quintas o pequeños montes y
para lograrlo, han hecho toda clase de pruebas y han invertido en esas
tentativas crecidas sumas de dinero. Pero en general esos esfuerzos
fracasaron lamentablemente y para uno que logró su propósito,
cien vieron caer muertas las plantas cuando apenas empezaban a retoñar.
No es extraño pues, que los últimos se
hayan desanimado por completo y que en cambio cuando se visita una estancia
que posee una chacra o un pequeño jardín, su propietario,
con legítimo orgullo, antes que nada, enseñe al huésped
sus frutales en plena producción y sus plantas que ostentan algunas
flores. Conociendo esos sentimientos que son generales entre los pobladores
del Sud no pueden menos que extrañar algunas exigencias inconsultas
de la Ley de tierras y sobre todo ciertos juicios que llegó a
formular un exfuncionario respecto a la desidia que por la plantación
de árboles aquéllos habían demostrado siempre.
Los ovinos que pastan en la estancia del señor
Piedrabuena son productos de la cruza Rambouillet con la Lincoln y al
efecto se cuidan en el establecimiento planteles Lincoln finos, cuyos
padres provienen de las principales cabañas de Buenos Aires.
Estos planteles producen los carneros para las majadas generales y también
para la venta a otras estancias. Hay en "La Vega" alrededor
de 15.000 lanares.
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Vista general de la estancia |
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Otro detalle de la quinta |
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Dependencias para peones y esquiladores |
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