Santa Cruz  

Este puerto debe su nombre a Magallanes que lo descubrió el 26 de agosto de 1520, después de haber sufrido un recio temporal que hizo naufragar una de sus naves.

Pigafeta, el historiador de la memorable expedición del descubridor del estrecho, afirma que el puerto era bueno y seguro; pero D'Orbigny sostiene que sus condiciones deben haber cambiado más tarde, porque en 1746 la nave "San Antonio" lo encontró impracticable a causa de la acumulación de arenas. Posiblemente ese barco no pudo entrar debido a la barra que lo cierra durante las horas de la marea baja.

La antigua población misionera estaba situada un poco más al norte de donde se halla la actual, es decir en la misma desembocadura del río Santa Cruz, pero a causa de los bancos arenosos mencionados que dificultaban el acceso al puerto, se corrió más al Sur, abandonando sin pena esa arteria que la ponía en comunicación directa con el interior del territorio.

La actual está ubicada en la bahía que forma un brazo del mar, próximo a la desembocadura del río. El puerto está limitado al norte por la Punta Skringle y al sud por el monte Entrada. Es uno de los mejores de la costa, a pesar del inconveniente de la barra que, como hemos dicho, lo cierra a ciertas horas. Entre los arrecifes y fondos tiene de 15 a 20 pies en baja marea. La alta se efectúa co una velocidad de 16 millas por hora y sube hasta 42 y a veces hasta 48 pies, con una corriente de tres millas por hora, diferencia que facilita mucho la navegación. Como astillero y dique natural, el puerto es uno de los mejores del mundo, pues seis horas después de varado un buque puede estar a flote.

La ciudad posee las mismas características que las demás poblaciones, de la costa atlántica. Su edificación, que en este último tiempo se ha intensificado algo, es por lo general chata y los materiales empleados en ella, la madera y el zinc. Hay algunas casas que se destacan sobre el conjunto, pero no bastan para quitarle a Santa Cruz el aspecto de aldea que tiene y que, por lo demás, es el mismo que sorprenderá al viajero que llega a los puertos patagónicos y que no podrá menos que chocarlo si tiene formado un concepto respecto a su intenso movimiento económico. Es que en realidad las poblaciones costaneras por su incipiente desarrollo edilicio, no hacen "pendant" con el progreso que se nota en el interior de sus respectivas zonas de influencia.

La actividad comercial es muy intensa en este puerto, lo que no debe sorprender ya que por él sale un crecido porcentaje de los productos territoriales. Hay allí establecidos importantes negocios y todas las firmas que operan en la costa tienen también en él sucursales o agencias, cuyo movimiento es muy activo.

La ciudad está dotada de luz eléctrica que proporciona una empresa particular y de líneas telefónicas. Tiene una bonita iglesia, la mejor del territorio y un teatro que funciona todo el año. Hay en ella buenos hoteles, bars, y otras comodidadades.

El frigorífico Armour que funciona en Punta Beagle, cerca de la población, contribuye, sobre todo en la época de la faena, a darle más animación, a causa de la gran cantidad de empleados y obreros que ocupa y que en ciertos días bajan a ella para realizar sus compras o divertirse. También la perforación petrolífera que se practica en sus inmediaciones la ha favorecido en el mismo sentido.

Es indudible que aparte de su faz comercial, Santa Cruz será en el porvenir un centro de turismo, pues probada la navegabilidad de río no hay ya inconvenientes para internarse en el territorio a fin de conocer las bellezas que encierra la maravillosa zona cordillerana. Con esa vía de agua que conduce directamente al lago Argentino y que puede ser surcada sin peligros por pequeños vapores a los que se dotaría de comodidades convenientes, no sería ya ardua empresa, ni arriesgada excursión, embarcarse en uno de ellos para gozar de las incomparables bellezas que la naturaleza ha acumulado en ese privilegiado rincón de la Patria.

 
 

 Fuente: «La Patagonia Argentina», pp.248-249