La policía  

Este vasto Territorio, de 288.000 kilómetros cuadrados tiene por fronteras el Territorio del Chubut y la República de Chile. En esta última parte, en la cordillera, hay innumerables boquetes que se prestan para el contrabando y para guarida de gente de mal vivir y cuatreros.

A los efectos de vigilar en toda su extensión la zona de la cordillera, se ha reorganizado la Policía Fronteriza, en tres grupos, a saber: zona norte, zona sur y zona cordillerana, con asientos las inspecciones en Río Gallegos, Deseado y Lago San Martín; todas estas fuerzas dotadas de los elementos necesarios para llenar su misión, han dado resultado positivo.

La enorme extensión que esta policía debe vigilar contiene, sin embargo, cuantiosos intereses que obligan a desplegar una actividad enorme, dispersando inevitablemente la acción policial, en detrimento de su eficacia.

Son intereses particulares, y fiscales, confiados a su custodia, cuya vigilancia requiere capacidad especial, porque a menudo se entremezclan cuestiones de competencia jurídica o administrativa que el funcionario de policía debe tener presente.

En esta enorme extensión territorial, hay centenares de establecimientos ganaderos que en época de faenas, se convierten en otros tantos villorrios, por la afluencia de braceros, haciendo en todas partes necesaria la presencia de la policía.

Una característica que distingue a esta policía, es la de pesar sobre ella tareas u obligaciones excesivas y en gran parte extrañas a la índole del servicio que le incumbe.

Además de la incesante vigilancia del orden en los centros poblados y campaña, la persecución del malevaje activo y la observación constante de los confinados, la policía de este Territorio debe velar por el cumplimiento del Código Rural, lo que supone una serie de obligaciones no exenta de responsabilidades.

Las tareas derivadas de este compromiso, insumen buena parte de su tiempo y energías al empleado, recargándose principalmente por la mala fe y la suspicacia de cierta gente sin escrúpulos y muy ducha en artimañas judiciales. El cierre de un camino, la apertura de una tranquera, el monopolio de un puente, la invasión de un dominio, etc., etc., son hechos frecuentes en el Territorio, y ocurren a veces, en parajes sitos cien o ciento cincuenta kilómetros y aun leguas, de la comisaría; es preciso abandonar el servicio ordinario de ésta para peregrinar por las accidentadas campañas hasta llegar al punto en que debe intervenir. El empleado que salga a estas comisiones pierde casi una semana entre ida y vuelta, y no es raro que, a su regreso, tenga ya orden u obligación de emprender otro viaje, para comprobar la apertura de un negocio a veinte o veinticinco leguas de su sede.

Entretanto, la comisaría o destacamento. quedan en manos de subalternos resintiéndose con ello el servicio y la seriedad de la repartición.

La policía de este Territorio tiene a su cargo, además de las funciones que le son peculiares, la de secundar a la Colecturía de Rentas en la avaluación de los negocios, lo mismo que las notificaciones de cobro de patente y multa, reposición de sellos, clausuras y cuanto informe y diligencia debe llenar aquella para asegurar la percepción de la renta.

Lo que pasa con los expedientes de renta, ocurre también con otros de orden administrativo, muchos de ellos complicados y en los cuales la intervención policial es deficiente, la mayor parte de las veces, porque no es posible tengan suficiente capacidad para diligenciarlos, empleados subalternos, agentes y clases de policía, improvisados oficiales para suplir la falta de personal de jerarquía.

Otra función extraña es la que resulta de la intervención policial en los asuntos de la Dirección de Tierras, cuyos empleados suelen solicitar a menudo el concurso policial, para efectuar desalojos de intrusos en los campos fiscales, o para realizar otras diligencias requeridas por la citada repartición, con respecto a la conservación de los bosques.

Finalmente, debe también ejercer, la policía, funciones de guardia aduanera en las regiones limítrofes del Territorio con Chile, siendo de bastante importancia el tráfico de exportación que se realiza por los distintos pasos, en hacienda en pie y frutos del país.

Como se ve la función de este organismo es múltiple y complicada y por lo tanto sería presumible que el gobierno nacional se hubiese preocupado de llenar los cuadros del personal policial con funcionarios idóneos y sobre todo de una probada integridad moral. Con honrosas excepciones, no es un secreto para nadie, que en general esas condiciones no las llenaban los empleados nombrados por el P. E. para ocupar los cargos de la policía del territorio. Es natural entonces que su funcionamiento adoleciera de graves irregularidades, de las cuales se ha hecho eco la prensa del país en múltiples ocasiones.

Hasta hase poco tiempo se atribuían esas deficiencias a la reducida remuneración que percibían los empleados. Esta circunstancia se ha modificado sensiblemente en la actualidad, pues los sueldos han sido aumentados en un ciento treinta por ciento, lo que asegura a los funcionarios una independencia económica que permite exigir de ellos una actuación encuadrada estrictamente dentro de los preceptos de la moral y equidad más absoluta.

Estamos ciertos que si en todos los territorios federales hubieran existido siempre buena justicia, buena policía y buenos caminos, otro muy distinto fuera el grado de progreso que ellos habrían alcanzado. Pero es ilusorio pretender que el extranjero, pues es éste y no el criollo el que se lanza al desierto para poblar y hacer producir la tierra, se atreva en todos los casos a vivir en zonas donde no existen garantías efectivas. Es por esta única razón, probablemente, que ocurre el fenómeno curioso que todos observamos en nuestro país de que en una extensión inmensa de tres millones de kilómetros cuadrados solo poseemos nueve millones de habitantes, de los cuales dos millones se encuentran radicados en la Capital Federal.

El P. E. que representa el doctor Marcelo T. de Alvear, ha proyectado y enviado al Congreso una ley reglamentando la estabilidad y los ascensos de los empleados públicos nacionales de todas las categorías y creemos, sin temor a equivocarnos, que éste será e1 principio de la tan esperada reorganización de todos los servicios dependientes del Ejecutivo de la nación.

Además, el actual gobernador del territorio, doctor Germán Vidal, se ha preocupado desde que asumió el mando, de seleccionar al personal policial, con lo que ha logrado una eficiencia en los servicios que permite formular los más optimistas augurios para el provenir.

El doctor Vidal, que conoce bien el territorio, pues fue ya su juez letrado en una oportunidad y su gobernador en otra, ha colocado en los cargos directivos de la policía a personas radicadas en Santa Cruz desde hace años y bien conocidas allí por sus relevantes condiciones de pericia y honorabilidad. Don Juan J. Albornoz, jefe, y don Diego E. Ritchie, comisario inspector, constituyen para los pobladores de la región una verdadera garantía, ya que en otras ocasiones, y algunas de ellas bien difíciles, han demostrado lo que son capaces de hacer en beneficio del orden y la tranquilidad pública.

La policía del territorio presta sus servicios dividida en las comisarías y subcomisarías siguientes:

Río Gallegos, Santa Cruz, San Julián, Deseado, Río Chico, Las Heras, Lago Buenos Aires, El Turbio. Destacamentos policiales en: Güer-Aike, Las Vegas, Coy Inlet, Monte Dinero, El Cóndor, Monte Aymond, Pali-Aike, Bella Vista, El Centinela, Piedra Clavada, Lago San Martín, Paso Ibáñez, Laguna Grande, Frigorífico Armour, Frigorífico Swift (San Julián), Cañadón León, Paso Roballos, Jaramillo, Bahía Laura, Pico Truncado, Puesto Gervasio, Gobernador Lobos, El Pluma, El Zurdo, Gaypón, Laurita, Cancha Carreras, Tapi-Aike, Cerro León, Punta del Monte.

Algunas de estas comisarías tienen telégrafo y su mayoría están unidas por una red telefónica que permite su rápida y constante comunicación entre sí y con el asiento de las autoridades superiores.

Damos a continuación la estadística de presos correspondiente al año 1921, debiendo hacer constar que el movimiento que hubo en la cárcel local durante ese período fue extraordinario, debido al gran número de detenidos a raíz de los disturbios que son del dominio público.

* TABLA *

 
 

 Fuente: «La Patagonia Argentina», pp.093-096