Estudio Geológico |
LOS PRECURSORES. — No es nuestra intención hacer un estudio geológico detenido sobre el Territorio que nos ocupa, pues no encajaría tal pretensión en la índole del libro, ni tampoco sería posible intentar semejante tarea con las informaciones y documentos que se poseen al respecto, en la actualidad. Bastará a nuestro propósito, dar una sucinta idea de los resultados alcanzados por los sabios que se han ocupado de esta materia, resumiendo sus conclusiones y esbozando las hipótesis que plantearon como resultado de sus investigaciones. Seguiremos más a menudo, el erudito estudio del Dr. Witte, miembro de las expediciones enviadas por la Sociedad Científica Alemana durante los años 1910 a 1916 a la región de los lagos, y publicado en el libro titulado "Patagonia" editado por dicha institución en 1917. (Páginas 275 a 327 de la traducción española de dicha obra). Darwin fue el primero que se ocupó de la geología de la patagonia austral, a raíz del viaje que realizó en 1834, a bordo del "Beagle", con el capitán Fitz Roy. Muy posteriormente y con motivo de la discusión que, sobre sus fronteras, sostuvieron la Argentina y Chile, don Francisco P. Moreno, jefe de la Comisión argentina, pudo continuar las exploraciones que había iniciado años antes en la Patagonia. Más o menos en la misma época, don Carlos Ameghino viajaba por esas regiones, explorando y coleccionando un riquísimo material, que sirvió más tarde a su hermano Florentino para formular las audaces hipótesis que tanto interesaron al mundo científico. A los citados, hay que agregar los viajes de Hatcher, Nordenskjold, Buber y otros más y los trabajos realizados por Wilckens en 1905, tendientes a analizar todo el material aportado por los exploradores y que no había sido, hasta entonces, sometido a una prolija revisión crítica. DIVISION TECTONICA. — El Dr. Lutz Witte, divide el territorio de acuerdo con sus condiciones tectónicas en dos regiones, a saber: 1.°) región de las mesetas patagónicas, y 2.°) región de los plegamientos magallánicos. En cuanto a la capa errática, que se encuentra en toda la región y se extiende uniformemente casi desde la costa hasta la precordillera, el autor mencionado, la estudia separadamente, así como también las relaciones que existen entre esa capa y los fenómenos de la época glacial. SEDIMENTOS TERCIARIOS. — Los sedimentos terciarios de menos edad que se encuentran en la Patagonia Austral, son los "Cape Fairweatherbeds", descubiertos por Hatcher y que toman su nombre del cabo Buen Tiempo. Según su descubridor, estos sedimentos están constituídos por capas sueltas y conglomeradas de 10 a 12 metros de espesor, que descansan sobre capas terrestres y a las que se sobreponen, en forma discordante, los cantos rodados patagónicos. Estas capas de origen marino pertenecen, según la opinión más generalizada, a la edad pliocénica. Los pisos siguientes, de más edad de la época terciaria, son los que más abundan en la Patagonia. Están formados por areniscas margosas, de una consistencia variable y en ellos se encuentra una fauna riquísima de mamíferos, "que hacia abajo se alternan al principio con sedimentos marinos y que pasan después, definitivamente, a quedar exclusivamente constituídos por ellos." (Dr. Lutz Witte — op. cit.). Hatcher divide esta serie de capas en cuatro pisos que coloca en las edades miocénica media, los primeros de origen terrestre, las que siguen de origen marino, en la edad inframiocénica y supra-oligocénica. Wilckens no acepta la clasificación de Hatcher ni tampoco las edades que éste atribuye a las distintas capas, y reúne en una sola clasificación de "Molasa patagónica", las "Patagonian series", "Upper lignite beds" y "Magellanian beds" de Hatcher y las coloca en la edad inframiocénica. Roth llama "areniscas patagónicas", los sedimentos terciarios superiores y "Tobas patagónicas" los inferiores y los ubica en el período oligocénico. Pasando por alto las capas Pyrotherium y Notostylops, respecto a cuya formación y ubicación los autores están disconformes, nos ocuparemos sucintamente de los sedimentos cretáceos ampliamente desarrollados, sobre todo en la región de los lagos. SEDIMENTOS CRETÁCEOS. — Hatcher forma dos series que denomina "San Martín" y "Pueyrredón", colocando la primera en el cretáceo superior y la segunda en el cretáceo inferior. A la corresponden las "areniscas abigarradas", sobrepuestas a las capas superiores de su "serie Pueyrredón" y que están formadas por areniscas finas y gruesas, multicolores y de origen marino. Su espesor es de 1000 a 1350 pies. Hatcher las coloca en el cretáceo superior y en el piso inferior de su serie "San Martín". Sobre sus "areniscas abigarradas" observó el mismo autor, capas formadas por tobas grises que, hacia arriba, se convertían en "areniscas grises y rojas". (Dr. Lutz Witte op. cit.) Hatcher las llama "lower lignite beds" y "guaranitic beds" y están colocadas en el piso superior de su "serie San Martín". Ahora bien: el doctor Lutz Witte como resultado de sus investigaciones en el lago Viedma, clasifica las capas del cretáceo superior de la región visitada, en la forma siguiente:
Para terminar este esbozo respecto a la geología de las mesetas patagónicas, falta hablar de las capas basálticas que las cubren y que constituyen uno de los accidentes que más llaman la atención del que viaja por aquellas apartadas regiones. CAPAS BASÁLTICAS — A este respecto, el autor antes citado dice "que estos derrames de lava no se han esparcido por fallas y hendiduras del interior de la tierra, sino que deben su formación a verdaderas erupciones volcánicas, hallándose aún, con frecuencia, elevaciones cónicas aisladas que acusan bocas de volcanes, parcialmente rodeadas aún del manto de escorias". Estos derrames de lava, se produjeron en el período terciario, en la superficie continental, (Hatcher) por lo tanto no fueron submarinos, como opinaba Darwin. Puede aceptarse la suposición de que "las erupciones volcánicas en la región de las mesetas que tuvieron por consecuencia los derrames de basalto, tuvieron lugar durante todo el tiempo que duró el plegamiento de la cordillera. En parte se encuentran comprendidas las capas en los plegamientos. Por regla general, los derrames de basalto cubren las mesetas, estando a su vez superpuestas por cantos rodados sueltos. En las proximidades de los cráteres, como el Cerro Cachaik, Cerro Pana, Cerro Morro, pude observar como habían penetrado los derrames basálticos, en forma de capas intrusivas en las formaciones sedimentarias, produciendo a veces dislocaciones aunque insignificantes". "No existe ninguna vinculación de estos pequeños cráteres en líneas que anunciarían su erupción sobre un sistema de hendiduras o fallas. Respecto a la difusión geográfica de las capas de lava, en el mapa de Quensel tampoco está suficientemente indicada. La capa basáltica entre los ríos Shehuen y Santa Cruz se extiende casi hasta el río Leona. La meseta entre el Shehuen superior y el lago Viedma está igualmente cubierta por una capa semejante, conservándose en restos aislados donde entre el lago Viedma y el lago San Martín han sido afectados también por el plegamiento. De estas erupciones basálticas debe distinguirse la masa eruptiva de los pórfidos de cuarzo rojos, que afloran más hacia el norte, cerca de Puerto Deseado y Camarones. "Estas masas no tienen el carácter de capas. No conocemos la formación sobre la que descansan, pero sí que el cretáceo superior está superpuesto a las masas, de modo que éstas tienen que tener más edad que aquél. Al norte del lago San Martín, se extienden, según parece, hasta la proximidad de la Cordillera. Es de suponer que las tobas de pórfidos de cuarzo del Cerro Belgrano, mencionadas por Hauthal, pertenezcan a estas masas". (Lutz Witte — op. cit. pág. 295). PLEGAMIENTO MAGALLÁNICO. — El Dr. Lutz Witte, subdivide la región del plegamiento magallánico, a que hemos hecho referencia, "en un terreno frontal débilmente plegado y en la zona de un plegamiento violento de las rocas metamorfoseadas." Respecto a la primera subdivisión y refiriéndose a la región del lago Viedma, que visitó, dice: "que la línea del plegamiento de la montaña no corre en sentido vertical al eje del lago Viedma, sino sesgado, y en el otro lado, junto al río Leona, se distingue claramente la inclinación correspondiente de las capas que se ven cerca de la estancia "Viedma". Comparando las circunstancias en el Viedma con las del lago Argentino más al Sud, y hacia el Norte con las del lago San Martín, se recibe la impresión como si las ondas del plegamiento se extendieran escalonadas por la región de las mesetas." Ahora, con referencia a la segunda subdivisión, o sea el plegamiento intenso, el Dr. Lutz Witte, cita la hipótesis de Anensil para el cual hubo una época de plegamiento anterior, y una época más reciente terciaria o que llega hasta la época terciaria, y a las cuales estarían sujetos también, el cretáceo superior y posiblemente las capas terciarias. El autor que seguimos acepta la hipótesis de Anensil y afirma más adelante que "el acto de formación que ha originado el aspecto orográfico de la cordillera, es el segundo y más reciente, ajustándose la zona primitiva, debilmente plegada, en condiciones perfectamente organizadas, al plegamiento intenso, lo cual se deduce, por un lado, del perfil, pudiendo observarse además, perfectamente, en el lago San Martín, donde la de transición no ha desaparecido, como resulta en el valle del río de la Vuelta." "En segundo lugar, agrega, los acontecimientos orográficos que han motivado la metamórfosis de las rocas, están ligados, igualmente, al más reciente plegamiento terciaría". PERÍODO CUATERNARIO. — Al período cuaternario o posterciario pertenecen los fenómenos que más llaman la atención del viajero que cruza las desoladas mesetas patagónicas y se interna después en la pintoresca región de los lagos y de la cordillera. ¿Cómo se han formado los infinitos cantos rodados esparcidos sobre la superficie que recorre? ¿De dónde provienen? ¿Cuál es el origen de los pintorescos lagos y ventisqueros que dejan suspensa su imaginación, pues la belleza del paisaje que admira sobrepasa sus más fantásticas concepciones? La Patagonia austral es un escenario de sorpresas para el que la recorre con espíritu de curiosidad científica a fin de arrancarle sus misterios, pero también ofrece inmensos atractivos para el profano que la visita desprovisto de toda intención trascendental. El interrogante afluye sin cesar a la mente del viajero más despreocupado, pues los hallazgos que va realizando son tan sorprendentes, tan chocantes, por decirlo así, que es absolutamente imposible mantener una actitud de indiferencia completa ante ellos. La Naturaleza abre el libro de sus misterios ante sus ojos; la obra milenaria de sus fuerzas fantásticas, dejó allí vestigios tan palpables, que resulta discordante el pretender substraerse a la sugestión de semejante espectáculo. Para el viajero a que nos referimos, dedicamos los párrafos que siguen, en los que hallará una explicación clara y sucinta de los fenómenos que cautivarán su atención, explicación que tomamos del libro que hemos seguido en estas breves referencias y que reputamos la más orgánica y sintética, pues aparte de consultar las opiniones de los otros sabios que se ocuparon de la materia, tiene la ventaja de ser, también, el resultado de las investigaciones hechas sobre el terreno por el Dr. Lutz Witte. Dice así: "Del gran mar pliocénico que cubría toda la Patagonia, aproximadamente hasta la altura de San Antonio, (aquí empiezan, probablemente, los depósitos pliocénicos, de origen terrestre, es decir las areniscas del Río Negro de estratificación transversal) se elevó durante este período, debido a procesos orogenéticos, una cordillera de tipo alpino que se extendía hacia el Oeste en un área mayor que en la actualidad. La cordillera actual, en cuanto ha sido erigida por el plegamiento magallánico, era tan sólo la parte oriental de esta cordillera. Al terminarse la creación de la cordillera, se produjo la primera gran congelación de la región, mientras que el mar retrogradó paulatinamente. Los ventisqueros se unieron frente a la cordillera, formando un gran mar glacial, idéntico a los hielos de las actuales regiones árticas, que estaban directamente en contacto con el mar. Este último se encargó, en su regresión, de la distribución de los rodados, que habían sido bajados por las masas de hielo de la cordillera, y en parte de la antigua cordillera central hundida, pasando las mesetas. Estos son los verdaderos, rodados patagónicos o tehuelches". "El hielo se depositó, al principio, en una ancha faja frente a la cordillera. He hallado huella de la acción directa del hielo en las mesetas en las proximidades de la cordillera, a una altura de 1200 -1500 metros, observando indicios de una erosión llana. En las proximidades de los Andes debe haberse producido también, en una zona limitada, una distribución de los rodados por procesos fluvioglaciales". "El mar retrogradó, seguramente, más hacia el oriente que la actual costa. Esto se deduce también de las observaciones de Nordenskjold." "No puede afirmarse con seguridad si la liberación del continente del mar debe considerarse como período interglacial, pero es probable que así sea. Como consecuencia natural de la regresión marina tenía que producirse en la zona de los ventisqueros un cambio de la ancha faja de hielo en grandes ríos helados. Estos ríos y esas aguas de deshielo, junto con la acción del mar en regresión, formaron los grande valles primitivos transversales. Este sería pues, el primer período glacial." "Entre el primero y segundo período glacial se produjo el hundimiento del lado pacífico y central de la cordillera levantada por el plegamiento magallánico." "No es de suponer que el hielo de la cordillera desapareció por completo. Con el hundimiento se produjo una desviación en el curso de una parte de los ventisqueros de Este a Oeste." "Al producirse la segunda congelación tuvo lugar un nuevo avance del mar hacia el Este, aunque no alcanzó esta vez la extensión de la primera transgresión". "Esta inundación cubrió parte de la actual región costanera y penetró profundamente en los valles transversales. Darwin calcula que esta transgresión alcanzó a una altura de más de 150 metros (en opinión de este sabio la inundación se debió a un elevamiento del continente). Es posible que esta inundación haya alcanzado una altura mayor; recién cuando se estudie en mapas con indicaciones precisas de las alturas, será posible definir los límites de esta transgresión. Es de suponer que los ventisqueros de la segunda congelación desembocan directamente en el mar, o bien, que éste llegase al borde oriental de las actuales morenas. Esto explica la imposibilidad de que, debido a la poca diferencia entre el nivel de la base de los ventisqueros y del nivel que entonces tenía el mar, se formasen profundos valles de desagüe de los ventisqueros a través de la región de las morenas." "La misma circunstancia, o sino muy parecida, continuó al avanzar de nuevo los ventisqueros después de haberse retirado en el segundo período glacial. A este avance y la regresión que le siguió, y que continúa todavía, débese la formación de los lagos andinos. Con la liberación del hielo de algunos profundos valles transversales de erosión, formóse el aparente tan anormal divortium aquarum actual. El mar inició igualmente su regresión, dejando como huellas de su retirada las terrazas de la costa antigua, observados por Nordenskjold y luego por Halle, en el Sur de la Patagonia y en la Tierra del Fuego y cuya existencia pude comprobar, a raíz de trabajos anteriores, en la costa Norte de la Patagonia, entre los ríos Colorado y Negro. Así podemos hablar de tres períodos glaciales en la Patagonia." "El primero a que se debe la formación de los rodados tehuelches." "La segunda glaciación, cuyos vestigios vemos en las grandes morenas finales en los valles transversales que se formaron entre las dos glaciaciones y que se ensancharan durante la segunda." "Y por fin, una tercera, en que se formaron las cuencas de los grandes lagos y durante cuyo retroceso se produjo el divorcio de las vertientes como se presenta hoy." "Para terminar, observaré que la hipótesis que acabo de esbozar sufrirá con el andar del tiempo, indudablemente, modificaciones sobre todo; recién cuando se hayan realizado nuevas exploraciones que permitan confeccionar buenos mapas, será posible determinar las relaciones de las diferencias y oscilaciones entre el continente y el mar durante la época cuaternaria. Lo que sí puede afirmarse es que una explicación de los fenómenos y de la evolución del diluvio en la Patagonia, sólo podrá alcanzarse mediante un estudio preciso de las relaciones entre los cambios del nivel del mar y los distintos períodos glaciales. En este sentido, estoy seguro que nos están reservadas muchas sorpresas. (Dr. Lutz Witte — op. cit. págs. 314-315 y 316). |
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Fuente: «La Patagonia Argentina», pp.005-010