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Biblioteca Patagónica

Historias de Avestruces — Antología
Observaciones de «Rhea pennata» en la Patagonia austral

"La Australia Argentina", Roberto J. Payró,
Buenos Aires 1898
Payró viajó desde Buenos Aires en barco, visitando la costa atlántica, la isla de los Estados y los canales de Tierra del Fuego. También hizo paso obligado en Punta Arenas, el entonces centro comercial de toda la Patagonia. Allí pudo observar el negocio de la pluma de avestruz, sacando sus conclusiones sobre la suerte que pudiera correr la especie tan perseguida.

[enfásis editor]

Además de los quillangos de guanaco y de zorro, los hay — y pueden encontrarse en el comercio — de piel de avestruz, con sus plumas, naturalmente, siendo los más estimados, más hermosos, y de más alto precio, los hechos con las plumas más blandas y blancas, sobre todo los llamados de «avestruz de huevo», que se hacen sólo con pichones, a costa de mucho trabajo y sobre todo de paciencia. Pocos ejemplares hay de esta clase, y si la moda se inclinara a ese lujo, no dudo de que el Struthio Darwinii [actualmente Rhea pennata, Ed.] iría muy pronto a aumentar el catálogo de las especies extinguidas.

[...] ese manjar, antes cotidiano en Patagonia, escasea hoy sobre la costa, porque los avestruces han ido retirándose hacia el interior, en un repliegue defensivo a que los han obligado los intrépidos e infatigables cazadores. Digo intrépidos, porque se necesita valor real para correrlos a rienda suelta, cuesta arriba y cuesta abajo, por campos cubiertos de piedras y guijarros, donde si no hace la vizcacha sus madrigueras, practica sus obscuras minas el tucu-tucu — más temible, porque sus trampas no se ven, como las del otro roedor.

[fin de extracto]