[9 de enero de 1906]
El nuevo muelle — Progresos locales — Los Lavaderos de Oro
Deseando conocer el vecino puerto de cuyo rápido desarrollo e importancia se nos hablaba siempre con entusiasmo, aprovechamos el domingo para hacer una visita a Porvenir.
El "Magallanes", pequeño vapor encargado de efectuar estos viajes, se vio invadido de pasajeros, mineros en su mayor parte, que se dirigían a distintos puntos de la Tierra del Fuego a practicar reconocimientos en algunos yacimientos auríferos.
El tiempo, que podríamos calificar de espléndido, nos hacía presagiar una travesía por demás tranquila, aunque desgraciadamente nos equivocamos en nuestros pronósticos.
El viaje de ida lo efectuamos sin mayores inconvenientes, a no ser las incomodidades del vapor, las que no son fáciles de subsanar a pesar de la reconocida buena voluntad de sus propietarios.
La pequeña camarita, la sala de cartas y la cubierta veíanse llenas de numerosos grupos que en amena charla sostenían animada conversación sobre la preocupación dominante, la minería, haciendo lisonjeros cálculos al respecto.
No faltaron algunos menos positivas que se contentaban con admirar el aspecto pintoresco del canal y la entrada en zig-zag a la bahía de Porvenir, emitiéndose algunas fundidas opiniones sobre el dragaje de la bahía, obra de fácil ejecución que acortaría y facilitaría el acceso al puerto.
El desembarco nos ocasionó la primera dificultad, pues, no disponiendo el "Magallanes" más que de una pequeña chalupa para los pasajeros de primera clase y para los de 3a de una chata que muy apropiada podrá ser para conducir carga pero no pasajeros, hubimos de emplear media hora en esta operación en medio de un chubasco imprevisto que nos mojó por completo.
El único desembarcadero existente es uno improvisado por la Compañía Río del Oro, cuyos galpones están a pocos metros de distancia y es del que todos se sirven desde que el antiguo muelle fue arrastrado por el deshielo en uno de los últimos inviernos.
Era la una; habíamos demorado tres horas y media en hacer el viaje de Punta Arenas a Porvenir, separados escasamente por 20 millas.
Ya en tierra lo primero que se presenta a la vista del viajero es el nuevo muelle en construcción que promete ser por un solidez y elegancia el principal y más útil adorno de Porvenir. Tendrá cerca de cien metros de largo, de los cuales hay terminados ya como 40. La cubierta será doble y de un ancho conveniente.
El contratista cree poder terminar esta obra a fines de Marzo, no presentándose ningún tropiezo para la prosecución de este trabajo.
Frente al muelle están los terrenos fiscales destinados en lo futuro para la gobernación marítima y edificios públicos. Estos terrenos son muy ambicionados, no faltando peticiones de sitios en ellos; pero, como decimos, están reservados exclusivamente para el Fisco y ninguna concesión se hará al respecto.
Algunas cuadras al suroeste del muelle empieza la población que está condensada, puede decirse, alrededor de la playa en una extensión de 25 a 30 manzanas.
La edificación aumenta paulatinamente por la actual escasez de brazos. Edificios de material no lo hay por la mucha dificultad que ofrecería el acarreo de fierro y ladrillos de cuya fabricación aun se carece en Porvenir.
El aspecto del pueblo es pintoresco y agradable, notándose una envidiable limpieza en sus calles, aunque éstas carecen de empedrado, lo que dificulta algo el tránsito en días de lluvia.
Con razón se enorgullecen los fueguinos del nuevo muelle y del esmerado aseo de su población.
A este respecto no sé por qué extraña analogía alguien comparó a Porvenir con Talca, tal vez por aquel característico apego al propio terruño y por el espíritu de progreso con que se distinguen sus felices pobladores que viven ahí casi patriarcalmente, entregados por entero al comercio y a las grandes expectativas que les ofrece la industria ganadera y minera.
Examinando en el terreno el nuevo plano de la población, puede verse que las numerosísimas solicitudes de sitios presentadas en los últimos meses, corresponden a la parte alta del pueblo, que aun no está diseñada ni marcados los deslindes correspondientes, haciéndose algo difícil precisar a primera vista su ubicación.
Se hace sentir también a este respecto la necesidad de que las calles tengan sus rótulos respectivos que sirvan de orientación al viajero y aun al mismo vecindario.
Tratándose sobre concesiones de sitios creemos muy acertada disposición que por este medio se procure impulsar el desenvolvimiento y progreso de Porvenir, activando la edificación y aumentando el número de sus pobladores; pero hay que tomar algunas oportunas precauciones a fin de evitar resultados contraproducentes. Porque la verdad es que muy pocos de los 400 sitios solicitados se edificarán, por causas que no tenemos para qué explicar, ya que en ello ha habido hasta cierto punto una aparente especulación.
Otra observación que nos permitimos hacer es la de que en Porvenir no suceda el bochornoso ejemplo de Punta Arenas que carece de locales para la instalación de casi todos sus servicios públicos, y donde el Fisco lo obsequió todo, lo propio y hasta lo ajeno, viéndose después envuelto en juicios cuyos fallos le han sido adversos.
Hay que prever, calcular el mayor desarrollo que podrá tener la capital de la Tierra del Oro, en un tiempo relativamente corto, de cinco o diez años, y reservar todos los terrenos que puedan ser necesarios para el correcto funcionamiento de los servicios locales, muchos de los cuales no tardarán en crearse, ya que son de indispensable urgencia.
E comercio se ha desarrollado mucho debido en gran parte a la explotación de arenas auríferas que ha llevado a Tierra del Fuego capitales y brazos en abundancia.
Algunos comerciantes se creen perjudicados con las muchas compañías mineras organizadas, por cuanto no podrán seguir con las pingües utilidades de antes en la compra de oro que hacían a los trabajadores que continuamente bajaban de los lavaderos en busca de provisiones a Porvenir.
Qué hacer. Antes que el negocio de unos cuantos está el progreso y bienestar que adquirirá esa región merced a la explotación del oro por medio de dragas y de acuerdo con los procedimientos más modernos.
[10 de enero de 1906]
Los Lavaderos de Oro — Instrucción pública — Otras consideraciones
Creemos inoficioso decir que la cuestión minera es la única y constante preocupación de la mayoría de los habitantes de Porvenir, quienes en su mayor parte mineros, conocen a fondo los distintos yacimientos auríferos diseminados, puede decirse, en toda la extensión de la Tierra del Fuego.
Todos tienen absoluta confianza en el éxito de las empresas que operan en esa región llamada por muchos títulos a ser una de las más florecientes y ricas del país.
La numerosas expediciones que día a día salen y llegan a Porvenir después de efectuar reconocimientos que siempre resultan buenos, puede darnos una idea de la efervescencia que existe ahí por los asuntos de minería.
Se nos han referido varios casos de aventureros afortunados que de la noche a la mañana se han encontrado con una verdadera fortuna mediante casuales e importantes descubrimientos de arenas auríferas.
En cuanto a los lavaderos de oro, pudimos informarnos de que la explotación de ellos entra ya en gran actividad.
La Compañía "Río del Oro", con ingenieros, mecánicos y elementos necesarios efectúa trabajos preliminares para armar las dragas últimamente adquiridas, que vienen en camino.
En fin para no cansar la atención de los lectores sobre este punto con tanta frecuencia tratado en las crónicas locales, pasemos a considerar otros tópicos también de interés para el desenvolvimiento de ese pueblo.
La instrucción pública es ahí en extremo deficiente y no guarda relación alguna con el progreso de aquel.
Es verdaderamente inconcebible que para atender a esa ya numerosa población escolar exista una sola escuela mixta que no podrá nunca satisfacer ni medianamente las exigencias de instrucción en ese puerto.
La creación de otra escuela se impone y si el Gobierno se muestra negligente a este respecto, deber es de nuestro municipio tomar por su cuenta esta importante servicio, ya que las buenas entradas que percibe de Tierra del Fuego le obliga a ser liberal con ese pueblo.
Otras necesidades locales que pudimos observar en nuestra visita las trataremos próximamente con mayor acopio de antecedentes a fin de que nuestras autoridades procuren satisfacerlas convenientemente.
Por ahora insinuaremos todavía la urgencia que hay en darle comunicación a esa región, sea por telegrafía Marconi, o por cable, que así lo exigen los valiosos intereses ahí radicados que aumentarán considerablemente con las últimas compañías mineras organizadas y con las que se formarán en breve.
[11 de enero de 1906]
La Policía de Porvenir — Deficiencia del personal
En nuestra visita a Porvenir pudimos confirmar las frecuentes informaciones que se nos habían proporcionado respecto a la deficiencia de personal de seguridad en ese puerto.
Son numerosas las quejas que encontramos a este respecto, las que encontramos muy justificados ya que el servicio policial no presta en esa extensa región de la Tierra del Fuego las utilidades debidas.
Los estancieros se quejan de los continuos robos que se les hacen de animales y alambrado, sin que ellos puedan remediarlo en absoluto.
De una sola estancia se nos refirió por su dueño tener una pérdida mensual de dos mil pesos por al causa que anotamos.
Mas ahora con el auge de la minería que ha de aumentar considerablemente el número de pobladores y operarios, se hace necesario y urgente el pensar en dotar a Tierra del Fuego de un cuerpo de policía numeroso y bien organizado que sea garantía segura para la tranquilidad de esa región.
Es este un punto que bien merece preocupar seriamente la atención de las autoridades a fin de darle pronta y satisfactoria solución.