[23 de septiembre de 1908]
Naufragios — Llegada de los tripulantes
El "Oreste" llegado en la mañana de hoy de las islas Australes, ha traído a su bordo a cuarenta y seis tripulantes náufragos que recogió en aquellos parajes, pertenecientes a las dotaciones de un velero francés y otro italiano, los que se han perdido totalmente en esas regiones, a causa de las grandes temporales que han reinado allí últimamente.
La fragata italiana "Volturno" naufragó el 3 del presente en Bahía Desolación; procedía de Falbort [sic], conduciendo un valioso cargamento de carbón para Pisagua.
Perecieron ahogados un contramaestre y un marinero, salvándose 21 tripulantes.
Estos fueron recibidos por el señor Grandi de las autoridades de Ushuaia.
La otra fragata náufraga es la francesa "Vendée", que conducía un gran cargamento de cereales de San Francisco de California para Europa.
El buque se perdió totalmente el día 2 del corriente en Isla Wollaston, salvándose los 21 hombres que componían la tripulación, los que se refugiaron en Cabo de Hornos y de donde fueron recogidos por el "Oreste".
Una vez más, debemos dejar constancia de los importantes servicios que presta el señor Oreste Grandi a los navegantes que sufren accidentes en las desoladas regiones que periódicamente recorre al mando de su buque.
[25 de septiembre de 1908]
A propósito de los últimos naufragios
Los últimos naufragios ocurridos en los mares del Cabo de Hornos, de cuyos detalles ha dado cuenta ya la prensa local, nos obliga a molestar nuevamente la atención de la autoridad correspondiente, hacia el estado de abandono en que yacen aquellas regiones australes y del poco o ningún interés que manifiestan, nuestro Gobierno y autoridades, no sólo por el desarrollo de su riqueza ganadera y minera, sino también por el cumplimiento de aquellos deberes de humanidad a que está obligada toda nación civilizada.
Los accidentes de mar ocurridos en estos últimos días y que ocurren con desgraciada frecuencia en aquellos mares, deberían hacer pensar a nuestro Gobierno en la conveniencia de enviar mensualmente algún escampavía por aquellas regiones o cuando menos subvencionar al único vapor que hoy navega por esos mares en bien de esos pobladores y para felicidad de muchos infelices náufragos.
Extraña verdaderamente, como con sobrada razón la hacía ver 'El Diario Ilustrado' de Santiago, que nuestros escampavías pasen largos meses fondeados tranquilamente en la bahía, pudiendo prestar servicios incalculables al incremento de la riqueza del territorio y al bien de la humanidad.
No creemos conveniente recoger los comentarios que andan de boca en boca, en presencia de todos estos desgraciados naufragios.
Debemos sí, dejar constancia, de que mientras el "Oreste" salvaba en los mares del sur a 46 náufragos, cuatro o cinco escampavías, al mando de distinguida oficialidad, se balanceaban muellemente en esta tranquila bahía y su marinería, por orden superior, jugaba a las regatas…
[1 de octubre de 1908]
Punta Arenas, Octubre 1.° de 1908
Señor Director de 'El Comercio'.
Presente.
Muy señor mío:
En el número de ayer del diario a su cargo leí una publicación suscrita por el señor Rafael Moglia, capitán de la barca "Volturno", que naufragó en la Bahía Desolación.
Es ese suelto, el capitán con sus facultades muy explicablemente excitadas, da las gracias a diestro y siniestro, por los servicios prestados con ocasión del desgraciado accidente.
Aunque yo no buscaba ni esperaba los agradecimientos del Capitán Moglia, creí que desde el momento que él se rebajaba a darlos, no olvidaría al "Oreste" que lo trajo a él y a su tripulación desde Ushuaia hasta este puerto, con todas las comodidades que le era dable proporcionar.
Repito que ni buscaba ni esperaba las gracias en esta ocasión, puesto que no las había recibido en otras en que tuve oportunidad de prestar servicios en el barco que mando.
Pero, ya que se han dado públicamente las gracias al señor Cónsul de Italia, — que las tiene muy merecidas, — y después a todo el mundo, menos a mi, creo que se me disculpará que recuerde los servicios prestados por el "Oreste" al mencionado capitán Moglia y a todos sus subordinados.
El olvido con que se pagan los servicios prestados por el "Oreste" no es muy alentador y dice poco en pro de la caballerosidad de un capitán que tenía el honor de mandar una nave en cuyo tope flameó la bandera de una de las naciones que, con justísima razón, se precia de civilizada.
Su atento servidor.
ORESTE GRANDI.