Una de las caracteristicas del siglo XIX, tanto en Gran Bretaña
como en otros lugares, era el deseo de explorar todos los rincones del mundo,
y llevar la religión cristiana a los "incivilizados".
Durante su expedición hidrográfica a Tierra del Fuego (Patagonia),
el Capitán de la Real Armada británica, Robert Fitzroy,
trató personalmente de cumplir con estos preceptos.
En 1830, llevó a cuatro jóvenes fueguinos
a Londres para ser educados, a su costo. Tres años después,
los devolvió en el célebre barco Beagle.
En 1844, un grupo filántropico, tomando en cuenta la necesidad de
establecer una presencia permanente en
dicha región, formó la Brighton Missionary Association for
Patagonia.
El Capitán en retiro, Allen
Gardiner, tuvo un papel principal en las primeras expediciones.
A consecuencia de su muerte en 1851 (junto con seis colegas)
aumentó
el flujo de donaciones a la sociedad, llamada para ese entonces
Patagonian Missionary Society.
Se adoptó una nueva estrategia de acercamiento a los nativos bajo
condiciones controladas y
se construyó un velero para facilitar el trabajo misionero.
En 1865, la Sociedad pasó a llamarse
South American Missionary Society (S.A.M.S.)
y estableció una base de operaciones en la Isla Keppel,
en el cercano archipiélago de las Malvinas.
Dos misioneros prominentes en esta época fueron el
Rvdo. Waite H. Stirling (después Obispo), primero en
vivir entre los nativos; y el Rvdo.
Tomás Bridges,
quien
se estableció con su familia en Harberton (Canal Beagle),
en forma permanente.
Para 1894, S.A.M.S. tenía misiones en varios países del
continente, entre ellos Brasil, Panamá, Paraguay y Uruguay, y otras regiones de Argentina y Chile.
El actual libro, publicado para celebrar su 50º aniversario, se dedica
en buena parte a la actividad en Tierra del Fuego,
incorporando muchos relatos de los propios protagonistas.
Al leer esta colección de documentos,
se detecta una resignación
frente a la altísima mortandad de los nativos
(entre otros, producto de la exposición a las
enfermedades de
"los blancos", y al nuevo estilo de vida sedentario).
Es triste observar que varios de los ejemplos de
éxito misionero citados por la autora, se refieren a la cristiana forma
de morir, en vez de a la manera de vivir.
En el transcurso de los siguientes veinte años, la misión
fueguina perdió casi la totalidad de su grey indígena,
y cerró sus puertas para siempre en 1916. Solamente el Rvdo.
John Williams
se quedaría en la región, dedicándose a la
comunidad inmigrante de la cercana, pujante ciudad de Punta Arenas.
Fuente: "Records of the South American
Missionary Society, or Fifty years work of the Church of England in South
America (British Guiana excepted)", 4ª edición, pp.1-42;
recopilado por Mrs. Allen Gardiner (Elizabeth Lydia Marsh Gardiner),
y publicado por la South American Missionary Society, London, 1896?.
Agradecimientos: al personal de la Hispanic Reading Room,
Biblioteca del Congreso, Washington DC.
Enlaces:
Transcripciones de más publicaciones originales en
Project Canterbury [en inglés]
Un resumen de la labor misionera de S.A.M.S. en la Patagonia austral
aquí [en inglés]
Fotografías de la Misión de Tekenika