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Biblioteca Patagónica

Extractos de los Diarios de Viaje de la Nave Thames
Una ballenera de Long Island en aguas patagónicas, 1828—1832

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Balleneros en los Mares del Sur

Antes del desarrollo de las industrias de combustibles fósiles (carbón y petróleo), marineros europeos cazaban ballenas, con cuya grasa producían aceite para lámparas, velas y lubricantes. Durante el siglo XVIII, balleneros y loberos de Gran Bretaña y Francia ya pescaban en el Atlántico Sur. Desde 1790 en adelante, barcos británicos y norteamericanos doblaban el Cabo de Hornos hacia el Pacífico, para pescar frente a las costas de Chile y del Perú.

La corona española vigilaba celosamente sus colonias sudamericanas: toleraba la presencia de barcos británicos en alta mar, pero reaccionaba firmemente en contra de los establecimientos en tierra firme, tanto en suelo continental (ej. Puerto Deseado) como en las islas australes (ej. Malvinas). Sospechas de contrabando, por lo general bien fundadas, recaían sobre cualquier nave no española que se acercaba a los puertos de ambas costas, aún cuando éstas vinieran en pos de socorro humanitario o ayuda técnica.

Dadas las atracciones económicas de la industria ballenera, España formó en 1789 la Real Compañía Marítima de Pesca; ésta operó por varios años en la costa sudamericana, sin lograr mucho éxito. Ya por 1820, las guerras de independencia habían quebrantado el poder de España en la región; sin embargo, las nuevas repúblicas no tenían el poder naval para controlar los pescadores extranjeros, tampoco el interés inmediato en hacerlo. Tiempo antes, Gran Bretaña había puesto fin a su hostilidad hacia su ex-colonia, los Estados Unidos: como consecuencia, muchos balleneros norteamericanos pudieron regresar a las aguas australes.

Importancia de los Diarios y Bitácoras

Los reportajes de primera mano que se han conservado, tales como las bitácoras de barcos, ofrecen una visión genuina de las condiciones de vida de los balleneros: el tiempo, la dieta, las tareas, los pasatiempos y (sobre todo) la caza. El diario de Nathan Cook cuenta de contactos con otros barcos: éstos ofrecían una oportunidad valiosa para conversar e intercambiar noticias; además, si el barco era del mismo puerto de origen, servían para enviar y recibir correspondencia.

Vida a bordo de la Nave

De todos los oficios marítimos, ser ballenero de alta mar era probablemente el más azaroso y exigente psicológicamente. Las naves, con sus tripulaciones, no tocaban tierra por meses enteros, y en algunos casos sólo volvían a su punto de origen después de varios años. Practicaban la caza en pequeñas lanchas a remo, sus únicas armas eran los arpones, con los cuales enfrentaban a sus víctimas, enormes y a veces peligrosas.

Más allá de la simple navegación, la tripulación tenía muchas tareas de manutención: reparar velas y sogas, afinar arpones y palas, fabricar espiches para los barriles, fregar cubiertas etc. Aunque correspondía descansar los domingos, en la práctica iban a la caza los siete días de la semana. En eso, no siempre tenían éxito: a veces la ballena muerta se hundía, otras se sumergían vivas, llevándose arpón y soga. Una vez capturada, la presa era llevada al costado del barco, carneada y su grasa procesada en cubierta usando calderas.

A pesar de la inmensidad de los océanos, los avistamientos de otras naves eran bastante frecuentes: las tripulaciones "se comunicaban", y se visitaban a bordo cuando las condiciones del tiempo lo permitían. También había sorpresas: por ejemplo, en enero de 1829 los tripulantes de la Thames observaron un témpano de hielo a la altura de 43° S 32° O; y, en abril del 1831 en 39° N 70° O, encontraron sin vida a bordo la nave Rebecca de Bath, abandonada después de perder el timón.

Fuentes:
1. Diarios Originales (4) de la nave Thames, Biblioteca del Congreso, Washington D.C.
2. National Maritime Digital Library
3. Mystic Seaport, The Museum of America and the Sea
4. Nantucket Historical Association, Ship Logs and Journals
5. Lion Gardiner and his Descendants, 1509-1800
6. Estudios críticos acerca de la dominación española en América, Parte 3, Ricardo Cappa, Madrid 1893
7. Registros de Censos, EE.UU.
Actualizado: 21-IV-2011