Quien Sabe << = = Estancia "La Vega"
de Don Luis Piedrabuena
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baņando ovejas
Bañando ovejas

Este establecimiento está situado en la zona Sud del río Santa Cruz y a dos leguas y media escasas del puerto del mismo nombre. Su ubicación, por la circunstancia apuntada, es excepcional, ya que la evacuación de sus productos puede efectuarse rápidamente y con gran economía. El factor distancia que hace tan onerosa la explotación de los establecimientos alejados de la costa, queda suprimido casi en absoluto en "La Vega", y así sus presupuestos comunes de administración, sin el peso del rubro acarreo que insume una parte considerable del producido de la industria, tienen forzosamente que ser en general bastante reducidos. Con un camión automóvil esta estancia hace cómodamente y en poco tiempo, el transporte de la lana y demás productos hasta el puerto de embarque y es evidente que ello no puede menos que redundar en beneficio de los mismos, porque se evitan las largas permanencias a la intemperie y el excesivo manipuleo de los fardos.

"La Vega" se compone de 37.000 hectáreas de campo en propiedad, todo alambrado y dividido en ocho potreros. Los pastos son los comunes de la región y en cuanto a aguadas, tiene varios manantiales y algunos jagüeles, éstos provistos de sus respectivos molinos, tanques y bebederos. Además, el campo tiene dos leguas de frente sobre el río Santa Cruz.

Las instalaciones son excelentes y han sido construidas sin omitir gastos. En el casco de la estancia además de las casas destinadas al propietario, al administrador, a los peones y a los esquiladores, se halla ubicado el galpón de esquila, que es amplio, Cómodo y ventilado y se halla provisto de todo lo necesario para efectuar ese trabajo a máquina. En las inmediaciones se encuentran también el garage, la caballeriza, un galpón para carneros finos y un depósito para forrajes.

El bañadero para lanares es del tipo común usado por los hacendados del territorio y cuya eficacia ha sido probada por una larga experiencia. El secadero y corrales anexos, permiten por su tamaño, realizar una faena rápida y sin contratiempos.

En otros puntos del campo se han ubicado dos puestos provistos de una instalación completa de baños y corrales, necesarios, por otra parte, dada la gran extensión del terreno, favorable a una dispersión excesiva de los animales.

Dentro del perímetro de "La Vega" se cultivan cinco chacras que producen principalmente alfalfa y hortalizas, y cuyos rendimientos han sido hasta ahora excelentes. Todas ellas tienen algunos frutales y plantaciones de sauce, álamos, etc.

La chacra que corresponde al casco de la estancia es, fuera de toda duda, una de las mejores que existen en el territorio. El señor Piedrabuena le ha dedicado una buena parte de su celo y su actividad y así ha logrado rodear su morada campesina de una vegetación que hace más pintoresco y agradable el lugar en que se halla y que sirve al mismo tiempo para hacer destacar favorablemente las líneas sobrias de las construcciones principales.

En esta chacra el señor Piedrabuena ha plantado cerca de doscientos frutales, la mayor parte de los cuales Se hallan en plena producción. Recientemente se han agregado plantas de membrillo y ciruelas, etc., que viven en buenas condiciones y seguramente darán frutos a su debido tiempo. Se cosechan también con muy buenos resultados, frambuesas y frutillas.

Como es natural, dadas las condiciones del suelo y los rigores del clima, estos resultados no se han conseguido sino después de una labor paciente y constante. Es notorio que los vientos fuertes del Sud y del Oeste que soplan en el territorio, principalmente en verano, hacen casi imposible todo intento de formación de chacras y de quintas. Los hacendados que a pesar de ese factor desfavorable, lograron aclimatar en sus estancias plantas y árboles, tuvieron, para lograr su propósito, que hacer ingentes gastos y desarrollar una labor intensa que, generalmente, no era compensada por los resultados que se conseguían. El riego y el reparo son condiciones indispensables para que en las tierras del territorio prospere una huerta y no en todas partes es posible llenarlas. Un manantial cercano puede proveer del agua necesaria; pero el resguardo contra los vientos no se consigue sino cuando se ha logrado la formación de una tupida cintura de árboles frondosos, que es lo más eficaz, o se han construido, lo que es muy costoso, cercos artificiales que atenúan en algo la fuerza de los vientos. Pero no basta con esto. Hay que cuidar con suma prolijidad cada una de las plantas, cubriéndolas en las noches crudas y formando reparos especiales para aquéllas que en el proceso de su crecimiento requieren calor y abrigo. El menor descuido puede implicar la pérdida total de la quinta o la muerte de ciertos ejemplares que habían costado rudos sacrificios y en los cuales llegaron a cifrarse muchos optimismos y esperanzas.

Insistimos sobre este asunto, en la apariencia de poca monta, porque después de viajar por todo el territorio hemos podido palpar el interés que los hacendados le dedican. Un árbol en esas pampas abiertas y monótonas es un compañero y un descanso a la vez para el ánimo y la vista. Todos han tratado de rodear sus moradas rurales de quintas o pequeños montes y para lograrlo, han hecho toda clase de pruebas y han invertido en esas tentativas crecidas sumas de dinero. Pero en general esos esfuerzos fracasaron lamentablemente y para uno que logró su propósito, cien vieron caer muertas las plantas cuando apenas empezaban a retoñar.

No es extraño pues, que los últimos se hayan desanimado por completo y que en cambio cuando se visita una estancia que posee una chacra o un pequeño jardín, su propietario, con legítimo orgullo, antes que nada, enseñe al huésped sus frutales en plena producción y sus plantas que ostentan algunas flores. Conociendo esos sentimientos que son generales entre los pobladores del Sud no pueden menos que extrañar algunas exigencias inconsultas de la Ley de tierras y sobre todo ciertos juicios que llegó a formular un exfuncionario respecto a la desidia que por la plantación de árboles aquéllos habían demostrado siempre.

Los ovinos que pastan en la estancia del señor Piedrabuena son productos de la cruza Rambouillet con la Lincoln y al efecto se cuidan en el establecimiento planteles Lincoln finos, cuyos padres provienen de las principales cabañas de Buenos Aires. Estos planteles producen los carneros para las majadas generales y también para la venta a otras estancias. Hay en "La Vega" alrededor de 15.000 lanares.

Vista general
Vista general de la estancia
la quinta
Otro detalle de la quinta
Dependencias para peones y esquiladores
Dependencias para peones y esquiladores

 Fuente: «La Patagonia Argentina», pp.250-253