Riqueza minera  

La Patagonia no sólo encierra misterios cuya declaración preocupa y preocupará más aún en el porvenir al mundo científico, sino que probablemente también esconde en su subsuelo materias de un valor inapreciable y de cuya explotación intensiva depende el porvenir económico de la Nación que las posee. Poco o nada se ha hecho hasta ahora para conocer lo que guarda en su seno la tierra patagónica, a pesar de que muchas de sus características llamaron la atención de los sabios que la visitaron, los que en sus estudios, resultado directo de sus exploraciones, formularon halagüeñas hipótesis respecto a la geología económica de la Argentina austral. Esas conclusiones, sin embargo, no bastaron para despertar el interés de los poderes públicos, y si el azar no se hubiese encargado de hacer surgir en Comodoro Rivadavia el torrente del bien llamado "oro negro", no es exagerado afirmar que esa inmensa riqueza que, seguramente, fermenta caudalosa en el subsuelo de casi toda la Patagonia, permanecería aun encerrada en el misterio de su cofre milenario. Afortunadamente, el Acaso, deidad protectora del destino argentino, halló en vez del agua buscada, el petróleo insospechado, cuyas vetas generosas han de servir seguramente, para acortar la distancia que separa a nuestra Patria del grandioso porvenir que avizoraron para ella sus geniales precursores.

El hallazgo a que hacemos referencia, como era natural, conmovió la indiferencia de los poderes públicos y repercutió intensamente en los círculos financieros del exterior.

Se constituyeron varias compañías que obtuvieron concesiones del gobierno para explotar la generosa veta de Comodoro, pero como allí el campo era reducido, ya que el Estado se había reservado para sí una zona que es considerada hasta ahora como la más rica, los que llegaron más tarde se dedicaron a explorar en otras regiones de la Patagonia, principalmente en Santa Cruz, cuyo subsuelo, por sus condiciones tectónicas, permite formular vaticinios optimistas respecto a la riqueza que probablemente esconde.

COMPAÑÍAS PETROLÍFERAS QUE PERFORAN EN SANTA CRUZ. - Dos compañías hacen actualmente sondeos dentro de los límites del territorio: el Sindicato Dodero y la South Rivadavia Oil Company (Soroco).

La primera se ha instalado en el sitio denominado Pescadores, sobre la margen derecha del río Santa Cruz y a una distancia de tres leguas de la ciudad del mismo nombre.

En marzo de 1922, después de recibir los materiales necesarios, se iniciaron los trabajos de instalación y de construcción de la torre y de montaje de toda la maquinaria. El 8 de noviembre de 1922 se principió a perforar, habiéndose tenido que suspender momentáneamente dicha tarea en abril de 1923 — cuando la visita de los autores de esta obra — a causa de un contratiempo sufrido por uno de los aparatos perforantes. La torre es de hierro y mide 106 pies de altura. En los trabajos de explotación se emplea un personal de cinco jefes y 24 peones.

El gerente general de esta empresa es el señor Juan B. Sullivan y el gerente de la perforación el señor S. W. Chapman.

La South Rivadavia Oil Company (Soroco) perfora a 12 kilómetros al N. O. de Cabo Curioso y a seis leguas de San Julián.

Se trata de una compañía constituída con capitales norteamericanos, y que se formó debido a las gestiones del Señor Lyman Chatfield, un competente ingeniero de minas, que además de ser el vicepresidente de la sociedad y su gerente, dirige personalmente los trabajos de perforación.

La maquinaria para esta empresa llegó el 20 de octubre de 1922, iniciándose los trabajos el 20 de noviembre del mismo año, lo que habla muy elocuentemente respecto a la actividad desplegada por su director y el personal a sus órdenes. Se llegó a cementación el 13 de abril de 1923, después de haber perforado más o menos 650 metros.

La torre es de madera, mide 123 pies y pesa 68 toneladas. El peso total de todo el material empleado es de 400 toneladas.

El directorio de esta compañía es el siguiente:
Presidente: F. DE GANAHE, Nueva York.
Vice y gerente general: LYMAN CHATFIELD, Nueva York.
Secretario y tesorero: H. F. STEWAR, Nueva York.
Vocal: CARLOS MENÉNDEZ BEHETY.

Hasta ahora no se han realizado en el territorio otros trabajos de perforación en busca de petróleo, a pesar de que existen indicios innumerables de su existencia. No es posible afirmar si las apariciones de petróleo provienen de un solo horizonte que se extiende por toda la Patagonia o si pertenecen a capas estratigráficas distintas. Lo que sí, es indudable, es que existen los indicios a que nos hemos referido más arriba.

"Tratándose de la presencia de petróleo", dice el Dr. Lutz Witte, "es necesario distinguir dos cosas: el yacimiento primario o el horizonte estratigráfico en el cual se ha producido el desarrollo del petróleo y el yacimiento secundario donde tuvo lugar la acumulación y el enriquecimiento del aceite mineral. Suponiendo, de acuerdo con los indicios, una distribución estratigráfica semejante de uno o varios horizontes primarios de petróleo, — agrega el mismo autor — resulta como consecuencia lógica, que los yacimientos secundarios, es decir, aquellos en que el petróleo se ha acumulado en cantidades considerables, deben buscarse en aquellos sitios en que las condiciones tectónicas del subsuelo lo permiten. Estas condiciones se encuentran ante todo en la región frontal de la Cordillera levemente plegada y en las mesetas adyacentes, donde se nota todavía el efecto del plegamiento andino en anticlinales y sinclinales largamente tendidas. Allí será, seguramente, donde se hallarán en el futuro, las mayores cantidades de petróleo y, sobre todo, los pozos de mayor y más seguro rendimiento; falta que se estudie detalladamente la tectónica del suelo para indicar con seguridad los puntos donde deben practicarse con éxito las perforaciones."

"Estas exploraciones tectónicas junto con las estratigráficas necesarias para indicar la posición de las capas, no pueden hacerse en mejor lugar que en las proximidades de la cordillera y, sobre todo, en los valles erosionados de los anticlinales rotos, al borde de los Andes." (Dr. Lutz Witte. op. cit. pág. 320 a 322, editada por la Sociedad Científica Alemana, Buenos Aires 1917).

HULLA. — Respecto a la existencia de este mineral en el territorio. sólo pueden mencionarse algunos hallazgos de lignito, sobre todo cerca de San Julián y ciertos yacimientos de hulla en la región del lago San Martín. Respecto a esta última se han hecho experimentaciones en Buenos Aires y la Dirección General de Minas informa que posee 7.000 calorías, más o menos, de poder de calefacción.

Hay varias otras zonas donde se han encontrado indicios de lignito, y es muy probable que en el territorio existan yacimientos carboníferos de cierta consideración, pero sólo después de prolijas exploraciones y de estudios muy meditados se podrán formular apreciaciones definitivas respecto a esta cuestión, tan trascendental por otra parte, para el porvenir del país.

MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN. — Sólo puede mencionarse en este rubro el basalto, que se encuentra en profusión en las mesetas de casi todo el territorio y el pórfido cuarcítico que abunda en Deseado y que proporciona un excelente material para construcciones hasta de estilo monumental. Una gran parte de las viviendas de ese puerto han sido construídas a base de esa piedra. En la estación del ferrocarril, por ejemplo, el más hermoso edificio de toda la Patagonia, no se ha empleado otro material que el pórfido a que hacemos referencia.

METALES. - La formación relativamente reciente de la cordillera austral, torna muy remotas las probabilidades de hallar metales, dentro de la zona de su influencia geológica.

Por lo que respecta al territorio de Santa Cruz, puede afirmarse que es casi imposible que se produzcan hallazgos de importancia. Hasta ahora sólo se ha denunciado la existencia de algunas sales de hierro que no merecen mención especial.

Oro lavado se encuentra tal vez en pequeñas cantidades en todos los valles andinos, pero es casi seguro que la existencia no compensaría los gastos de explotación.

No podemos terminar este capítulo sin hacer mención de los lavaderos de oro de Cabo Vírgenes, en los cuales trabajaron muchas de las personas que con el tiempo, debían ser pobladores del territorio y eficaces factores de su progreso.

Estos lavaderos dieron un rendimiento casi insignificante, a pesar de la enorme excitación que produjeron en su tiempo.

El Ministerio de Hacienda se vio asediado por las personas que a todo trance deseaban conseguir pertenencias mineras que, poco a poco, fueron abandonadas porque el rendimiento de las arenas y las pepitas auríferas no equivalía al sacrificio que representa obtenerlas. En 1898 había aún algunas carpas de mineros en Zanja Pike, situada más arriba del Cabo, pero éstos fueron los últimos, al poco tiempo dejó de hablarse, y ya para siempre, de los famosos yacimientos de Cabo Vírgenes.

 
 

 Fuente: «La Patagonia Argentina», pp.029-031