A finales de enero de 1834, dos jóvenes misioneros de Estados Unidos, William Arms y Titus Coan, llegaron al asentamiento de Port Louis en las Islas Malvinas [Falkland], después de haber pasado diez semanas con los indígenas Aónikenk en las proximidades de la bahía de San Gregorio, en el Estrecho de Magallanes (extractos publicados ; transcripción completa del diario). Allí, habían podido observar una seguidilla de buques (de EE.UU., Gran Bretaña y Francia) que pasaban por el Estrecho, en ambas direcciones. En ocasiones, tuvieron la oportunidad de subir a bordo y hablar con los capitanes de los barcos; fue en uno de ellos, cuyo destino final era la costa este de EE.UU., donde consiguieron espacio para emprender el anhelado regreso a casa. Sin embargo, por problemas de abastecimiento fueron obligados a buscar otro barco que los transportara: sólo en marzo lograron retomar el rumbo al país del norte.
Durante esa estadía de seis semanas en las Malvinas, Coan anotó sus observaciones en un diario personal. Este material finalmente formó la base de un suplemento (transcripción) a su narrativa sobre la visita a la Patagonia. El texto publicado sufrió recortes bajo la pluma editorial, omitiéndose información importante. Después de haber visto el manuscrito original, conservado en la Biblioteca del Congreso de EE.UU. (ficha), quedamos convencidos de la utilidad de transcribir íntegramente las páginas pertinentes.
Coan describe un ambiente de "ordenado desorden". El archipiélago estaba casi deshabitado. Sin embargo, hacía unas pocas semanas, un gobernador británico recién nombrado había llegado a las islas y estaba abocado, de presente, a la captura de un grupo de fugitivos, culpables del asesinato de, entre otros, el administrador designado anterior. Además, constantemente llegaban barcos, en su mayoría de Estados Unidos. En tierra, se encontraban también numerosos caballares, vacunos y cerdos — anteriormente, llevados o dejados en las islas; y, para entonces, salvajes.
Durante su estadía, Coan quedó impresionado por el número de buques balleneros y loberos que ejercían su oficio en las Islas — tanto es así que, aún en esas soledades, pudo ver hasta seis barcos surtos en una misma bahía. Tal imagen le hacía recordar los activos puertos de Nueva Inglaterra — especialmente, porque muchos de estos buques provenían precisamente de Connecticut, estado del que era oriundo (ver tabla abajo). Los capitanes y tripulaciones se dedicaban a la matanza de los grandes mamíferos marinos (nutrias, leones marinos, elefantes marinos y ballenas), para comercializar su grasa, aceite y piel. Coan narra detalles del cruel proceso, tal como se lo describieran los participantes.
Finalmente, no es de sorprenderse que el joven predicador haya también reflexionado y escrito sobre el desarraigo y vacío moral del marinero de la época, cuya vida era áspera y peligrosa y, con frecuencia, breve.
En conjunto, sus observaciones presentan un auténtico cuadro de la precaria vida de los cazadores de ballenas y recolectores de pieles, en el primer tercio del siglo XIX, en un apartado lugar del mundo.
Buque | Puerto de origen |
Antarctic | New York, NY |
Atlantic | Bridgeport, CT |
Caroline | New York, NY |
Charles Adams | Stonington, CT |
Commodore Barre | New York, NY |
Elizabeth Jane | New York, NY |
Hamilton | US [CT?] |
Hancock | Stonington, CT |
Mary Jane | Mystic, CT |
McDonough | New London, CT |
Plutarch | Mystic, CT |
Talma | New London, CT |
Uxor | Stonington, CT |